31 dic 2001

"Un hombre seguirá siendo hombre aunque le corten un pedacito"

"¿Usted piensa que si lo operamos va a ser una mujer?", le preguntó el psiquiatra Juan Carlos Tutté a su paciente Pedro G. o Mirta, que era como se hacía llamar esta empleada doméstica de casi 50 años que le había sido derivada al área de psiquiatra por el servicio de urología del Hospital de Clínicas, durante una de las entrevistas que mantuvieron entre setiembre de 1986 y mediados de 1987.

Para el experto "un hombre seguirá siendo hombre aunque le corten un pedacito", y por ello no cedió ante las presiones del equipo médico que lo secundaba y una abogada que quería leer su trabajo de investigación científica sobre el caso Mirta antes de que Tutté lo publicara.

¿Por qué en el "caso Mirta" usted trató al paciente como a un hombre y no como a una mujer, a pesar del deseo del sujeto de cambiar de sexo?

Siempre me resistí a tratarlo como una mujer, porque un hombre seguirá siendo hombre aunque le corten un pedacito y una mujer seguirá siendo mujer aunque le agreguen un pedacito.

¿Cuánto tiempo dedicó a evaluar el caso de este paciente?

Comencé en setiembre de 1986 y ya a mediados de 1987 me retiré. El paciente quería que le otorgara el aval para que lo operaran y yo nunca lo hacía. Esto molestaba al resto del equipo médico, cuyo deseo era operar cuanto antes por razones económicas, de fama y de publicidad.

¿Cuál fue su reacción ante los requerimientos del equipo médico?

Les dije que la operación no resolvería un problema de fondo, pero lo único que les interesaba, y para ello me presionaron bastante, era si el paciente después de operado se iba a matar, psicotizar, o transformarse en un delirante.

¿Recibió algún otro tipo de presión?

Sí. Mientras estaba redactando un trabajo sobre el caso Mirta, me contactó una abogada. La jurista, que según creo se suicidó hace poco tiempo, quería leer mi trabajo antes de que lo publicara y además me exigía que operara a Mirta cuanto antes. Sinceramente, no sé de donde salió esa mujer, ya que no estaba contratada por el paciente.

¿Por qué finalmente no autorizó la operación?

¿Usted piensa que si lo operamos va a ser una mujer?, le pregunté a Mirta durante todo el proceso de estudio de su caso. Tengo pacientes que piensan que si llegaran a tener un millón de dólares solucionarían todos sus problemas y uno sabe que lo que el sujeto intenta es solucionar con el dinero la carencia de otras necesidades, por lo tanto, ocurre que el que tiene un millón quiere cinco y el que tiene cinco quiere diez. 

En el caso de Mirta, en el comienzo de las entrevistas que tuvimos manifestó que quería adoptar un niño. Luego me dijo que con los avances de la ciencia podría ir mas lejos. 

Pasados 15 años de aquella situación, uno se pregunta, si Mirta no estará hoy recorriendo consultorios ginecológicos para conseguir que le practiquen una fertilización para tener un hijo propio.

La psiquiatría y el psicoanálisis carecen de explicaciones ciertas sobre el transexualismo

"Las teorías psicológicas son muy variadas y no convencen demasiado", afirmó el especialista Enrique Probst.

"Una vez, de mañana temprano, cuando estaba aún tendido en la cama, tuve una sensación que al reflexionar después sobre ella en estado completo de vigilia me impresionó de manera muy particular. Fue la representación de que tenía que ser muy grato ser una mujer que es sometida al coito", confesó en 1903 en su libro Memorias de un enfermo nervioso el presidente del Superior Tribunal de Sajonia, Alemania, Daniel Paul Schreber, cuyo caso fue estudiado en 1911 por el fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, quien lo consideró una fantasia transexual.

En su estudio sobre el caso Schreber el psicoanalista uruguayo Héctor Garbarino sostuvo que el abogado teutón no manifestó "una fantasía perversa homosexual puesto que (el paciente) no desea siendo hombre gozar como una mujer, sino convertirse en mujer y gozar como tal, en (lo que es) un vínculo heterosexual".

Desde Schreber, quien falleció en 1911 internado en el hospicio de Sonnensein, la psiquiatría y el psicoanálisis no han podido encontrar soluciones mayoritariamente aceptadas para lograr la reasignación de la identidad de los transexuales.

Para el catedrático de psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República entre 1985 y 1996, Enrique Probst, "si se presenta un sujeto con un nivel de sufrimiento importante, siempre y cuando no sea un paciente psicótico con un delirio transexual como Schreber, hay que acceder a operarlo".

Sin embargo, el psicoanalista y psiquiatra Juan Carlos Tutté, quien actuó entre 1986 y 1987 como responsable del análisis psíquico de individuos transexuales que deseaban operarse, la operación "no resuelve el problema de fondo".

"Hay muchas hipótesis o teorías para tratar de entender al transexualismo que siempre intentan explicar el transexualismo desde un punto de vista psicológico más que biológico. Estas teorías psicológicas son muy variadas y no convencen demasiado”, afirmó Probst.

Según explicó el psiquiatra "el transexualismo es una entidad relativamente nueva, estudiada desde no hace demasiado tiempo en el ámbito de la psiquiatría”. Es reconocida desde hace nada más que 50 años porque "fueron los progresos de la ciencia quienes promovieron las operaciones de sexo, algo que hace algunas décadas hubiera sonado como un delirio".

El principal estudioso del fenómeno del transexualismo en el campo de la psiquiatría fue el investigador estadounidense de la Universidad de California Robert Stoller quien definió al transexual "como aquel que biológicamente tiene un determinado género, pero tiene la vivencia de sentirse aprisionado en un cuerpo que no le corresponde".

Stoller clasificó a los transexuales en primarios y secundarios "dependiendo del comienzo de las manifestaciones y vivencias transexuales que tiene el sujeto", explicó Probst.

El psiquiatra norteamericano señaló que el transexualismo puede ser "una perturbación sintomática de otra afección", como en el caso Schreber, cuyo delirio psicótico consistía en creer que mientras dormía era fecundado a través de rayos divinos. "Es sumamente importante antes de tomar la decisión de reasignarle el sexo a un paciente -indicó Probst- definir si este presenta los síntomas del transexualismo sintomático, ya que si fuera así, habría que descartar de plano la posibilidad de una operación".

Ocurre muchas veces que travestis o homosexuales consultan por una posible operación pero cuando se les informa sobre la ablación del pene, "abandonan inmediatamente la idea", dijo. La diferencia principal radica en que mientras "el transexual siente que el pene lo estorba, el homosexual y el travesti gozan con él", aseguró.

Patología, perturbación o trastorno de género

Probst, quien dirigió el área de psiquiatría del Hospital de Clínicas durante 12 años, recordó que el primer pedido de reasignación de sexo durante su gestión fue vehiculizado por la cátedra de Urología. "Teníamos un protocolo de investigación por el cual se determinaba cual era el nivel cardiológico y cromosómico del paciente, además de estudiarlo desde un punto de vista psicológico, psiquiátrico, endocrinológico y urológico ya que la posible operación conllevaría sacarle los testículos, el pene y un tratamiento hormonal, para desarrollar las mamas y darle una configuración más femenina al sujeto", precisó.

El equipo médico que Probst integraba en el Hospital de Clínicas tomó la decisión de que "ninguna intervención podía realizarse sin que pasaran por lo menos dos años de estudio del paciente", recordó el psiquiatra. "Los (individuos) que autorizábamos a operar no presentaban ningún tipo de patología, porque el transexualismo no es una patología, sino una perturbación o trastorno de género", añadió. Sin embargo, para Tutté, quien se desempeña como psiquiatra desde 1978, "el transexualismo es una patología”.

"Fue a Brasil, pagó y lo operaron"

En el tratado de psiquiatría del 2000 -explicó Tutté- se especifica que el estudio del transexual comienza con permitirle al individuo, en primer lugar, que se vista con ropa de mujer y evaluar si lo tolera, para posteriormente plantear la posibilidad de un tratamiento hormonal y eventualmente quirúrgico, y finalizar con un tratamiento psicoterapéutico, lo cual es muy complejo, ya que por ejemplo, en un paciente lo intentamos hacer pero era tan irreductible la idea que tenía de la operación que hablaba solamente de eso durante todas las sesiones".

Los primeros síntomas de transexualismo se pueden presentar en la infancia, a partir de los tres años. "La etapa de socialización del niño no tiene ninguna influencia en sus manifestaciones transexuales", sostuvo Probst. Por su parte, Tutté destacó que "hay una influencia educacional y ambiental que puede incidir en la aparición de síntomas transexuales en un individuo", aunque "no todos los varones cuyos padres los visten como niñas manifiestan tendencias transexuales".

Algunos transexuales deciden operarse en el exterior. Probst conoció individuos que se operaron en Chile "donde no se toman tantas medidas como en nuestro país para decidir si la operación se realiza, son mas tolerantes y además la operación sale mucho más barata". 

Por su parte, Tutté recordó que uno de sus pacientes que "estuvo en tratamiento en nuestro país durante veinte años fue a Brasil, pagó, y lo operaron".