Tal era el caso del rabino, maestro y cabalista uruguayo Jaim Zukerwar, “Candrulo” para sus amigos de la adolescencia, casado con Miriam y padre de 8 hijos, quien falleció en Jerusalem el 15 de abril de 2009, séptimo día de la festividad de Pésaj, a la edad de 52 años.
Su tarea más importante fue la difusión del judaísmo, en especial de las enseñanzas de la Cabalá, para lo cual creó el sitio web Halel, una plataforma virtual que hoy mantiene vivas las enseñanzas del rabino. Asimismo enseñó en la Universidad Hebrea de Jerusalem y en la Universidad de Bar Ilán y participó periódicamente del programa televisivo Shalom de la Federación de Comunidad Judías de España.
En una de sus últimas intervenciones en Shalom, emitida luego de su fallecimiento, reflexionó sobre los muchos nombres que tiene Dios. Zukerwar se preguntó: “si el Creador es uno, ¿por qué tiene muchos nombres?”.
Su tarea más importante fue la difusión del judaísmo, en especial de las enseñanzas de la Cabalá, para lo cual creó el sitio web Halel, una plataforma virtual que hoy mantiene vivas las enseñanzas del rabino. Asimismo enseñó en la Universidad Hebrea de Jerusalem y en la Universidad de Bar Ilán y participó periódicamente del programa televisivo Shalom de la Federación de Comunidad Judías de España.
En una de sus últimas intervenciones en Shalom, emitida luego de su fallecimiento, reflexionó sobre los muchos nombres que tiene Dios. Zukerwar se preguntó: “si el Creador es uno, ¿por qué tiene muchos nombres?”.
La respuesta del propio rabino es: “cada nombre se refiere a una diferente manifestación del Creador infinito y también a una diferente forma de cómo nosotros lo aprehendemos, porque Él está por encima de los nombres, no tiene ningún nombre, (pues) los nombres son intelectualizaciones que hace el ser humano de cómo capta a esa esencia infinita del Creador Uno y Único. Cada uno lo capta a su forma y Él se presenta ante nosotros de otra forma”.
En un homenaje al rabino, realizado por el programa Shalom, una de sus alumnas madrileñas, Judith Halioua, sostuvo que Zukerwar se dedicó a difundir “la sabiduría interior de Israel con un lenguaje muy contemporáneo, articulando los principios de la percepción de la realidad desde sus raíces más profundas.
En un homenaje al rabino, realizado por el programa Shalom, una de sus alumnas madrileñas, Judith Halioua, sostuvo que Zukerwar se dedicó a difundir “la sabiduría interior de Israel con un lenguaje muy contemporáneo, articulando los principios de la percepción de la realidad desde sus raíces más profundas.
Él decía que un maestro venía a fecundar y que ponía una semilla de sabiduría en tu corazón”. Su alumna recordó que el mensaje del rabino era universal ya que sostenía que “cada pueblo es un órgano y la humanidad es el cuerpo humano; lo importante es que cada célula (cada persona) trabaje su altruismo para los demás ya que cada uno, según su nacimiento, viene con una misión distinta”.
Isaac Chocrón, alumno del rabino, también participó del homenaje televisado. Recordó que Zukerwar tenía dos potencialidades: “el conocimiento intelectual de la sabiduría de la Cabalá” y la capacidad para “transmitir y digerir esa información; él hablaba hacia la esencia de la persona”.
El maestro de Cabalá también tuvo sus alumnos uruguayos. Es el caso del comerciante Simón Warzager quien vive en Jerusalem. Conoció a Zukerwar un viernes de mañana haciendo compras en el centro de la capital israelí. “Me sonrió de una forma muy especial y penetrante, y me preguntó de dónde era. Lo interesante es que me quedé con ganas de conocerlo en el mismo momento”, recordó para este artículo el emigrante uruguayo.
“Desde sus conocimientos poseía la grandiosidad de profundizar en las fuentes más herméticas de la sabiduría interior de Israel y traducir su contenido a un lenguaje no sólo comprensible para el hombre de este siglo, sino también utilizable para acceder a una vida más espiritual y armoniosa. Cualquiera que lo escuchara se sentía impulsado a realizar un cambio en su vida”, señaló su alumno Jaim Baruj Chelger, ingeniero y docente argentino de Cabalá.
Chelger destacó que las características más resaltables de su maestro eran “la humildad y perseverancia de Moshé (Moisés) y la hospitalidad de Abraham (ya que) su amor por el prójimo era de tal magnitud que siempre conseguía tiempo para dedicarnos y, junto a su esposa Miriam, te hacían sentir en su casa como si estuvieras en la tuya. La serenidad era su rasgo característico. Cuando hablaba, lo hacía desde el alma y siempre nos estaba enseñando”.
El periodista Sergio Gorzy, conductor del programa “Buscadores” de Televisión Nacional (Canal 5), fue amigo de Zukerwar durante la adolescencia. Gorzy lo conoció en el movimiento juvenil sionista Jazit Hanoar en 1974.
Sus compañeros de Jazit lo llamaban “Candrulo”, a tal punto que -según Gorzy- nadie sabía que Zukerwar se llamaba Jaime (su nombre de pila en español) y tampoco conocían su apellido. “Yo siempre asocié al sobrenombre a su afición por la música ya que él era guitarrista de un grupo musical que integraba junto a otros javerim (compañeros)” de Jazit.
El periodista deportivo, rememoró para este artículo, que el joven Zukerwar iba a su casa y se quedaba horas guitarreando. “Hasta en algún momento me llegó a dar clases de música, aunque conmigo no tuvo buenos resultados”. Gorzy lo describió como a alguien “muy pasional en los temas en que se comprometía. La música primero, y ya de grande la religión”. Incluso, lo fue para el fútbol. El comunicador relató que consiguió asociar a su amigo al club Peñarol. “Íbamos todos los fines de semana y se hizo tan hincha que llegaba dos horas antes para ver completo el partido preliminar de los juveniles”, señaló.
La última vez que Gorzy vio a Zukerwar fue en 2006 en Israel. El cronista había viajado en una misión de la Organización Sionista del Uruguay en apoyo al estado hebreo que enfrentaba una guerra contra el movimiento terrorista libanés Hezbolá. En aquel viaje el periodista conoció al rabino Alejandro Avruj, de la comunidad NCI Emanuel (movimiento Conservador) de Argentina, a quien le organizó un encuentro con el cabalista.
Recuerda haber visto “los ojos de Alejandro (Avruj) brillar al ver y escuchar el trabajo de Jaime en su casa, junto a su computadora, mostrándole sus proyectos y sus trabajos de difusión del judaísmo”. Fue la última vez que Gorzy vivió “la pasión, en su máxima expresión, con la que Jaime contaba, explicaba y enseñaba. A pesar que no soy religioso, el habernos recibido esa tarde fue un regalo inigualable que me dejó”.
Zukerwar acostumbraba tener invitados para las comidas de Shabat (Sábado judío). En una oportunidad invitó a Warzager quien le explicó que estaba engripado y con fiebre alta. “Me obligó a ir aunque le dije que no sería bueno para sus hijos chicos, ya que se podrían contagiar; no tuve argumentos ante su insistencia de que tenía que estar con ellos”, recordó.
Las principales enseñanzas que el rabino le legó a Warzager, según palabras del entrevistado, fueron “el concepto de la existencia de un Creador del mundo y el involucramiento permanente de Hashem (Dios) en los acontecimientos mundiales, y en especial en el largo proceso de redención del pueblo de Israel”.
“Su mayor legado radica fundamentalmente en la perfecta coherencia entre lo que enseñaba y la forma de vida altruista que llevaba, fiel reflejo de sus propias palabras”, señaló Chelger. Recordó que su maestro les enseñaba sin descanso; “a veces lo veíamos cansado y le pedíamos que se detenga. ´No, aprovechemos el tiempo`, respondía con una sonrisa”.
En palabras del propio rabino Zukerwar: “el estudio debe llevar a la comprensión y ésta a la práctica transformando así la actitud humana, en forma tal que tomemos conciencia de nuestras acciones, y si éstas conducen al bien colectivo. Sólo entonces podremos prevenir que surja el egoísmo, consecuencia de la autojustificación y la percepción subjetiva de la realidad”.
“La felicidad del hombre está en la voluntad de dar y de amar al prójimo en forma práctica”, es una de las enseñanzas que nos dejó el rabino, y es la que mejor define su generosa e intensa vida.
Isaac Chocrón, alumno del rabino, también participó del homenaje televisado. Recordó que Zukerwar tenía dos potencialidades: “el conocimiento intelectual de la sabiduría de la Cabalá” y la capacidad para “transmitir y digerir esa información; él hablaba hacia la esencia de la persona”.
El maestro de Cabalá también tuvo sus alumnos uruguayos. Es el caso del comerciante Simón Warzager quien vive en Jerusalem. Conoció a Zukerwar un viernes de mañana haciendo compras en el centro de la capital israelí. “Me sonrió de una forma muy especial y penetrante, y me preguntó de dónde era. Lo interesante es que me quedé con ganas de conocerlo en el mismo momento”, recordó para este artículo el emigrante uruguayo.
“Desde sus conocimientos poseía la grandiosidad de profundizar en las fuentes más herméticas de la sabiduría interior de Israel y traducir su contenido a un lenguaje no sólo comprensible para el hombre de este siglo, sino también utilizable para acceder a una vida más espiritual y armoniosa. Cualquiera que lo escuchara se sentía impulsado a realizar un cambio en su vida”, señaló su alumno Jaim Baruj Chelger, ingeniero y docente argentino de Cabalá.
Chelger destacó que las características más resaltables de su maestro eran “la humildad y perseverancia de Moshé (Moisés) y la hospitalidad de Abraham (ya que) su amor por el prójimo era de tal magnitud que siempre conseguía tiempo para dedicarnos y, junto a su esposa Miriam, te hacían sentir en su casa como si estuvieras en la tuya. La serenidad era su rasgo característico. Cuando hablaba, lo hacía desde el alma y siempre nos estaba enseñando”.
El periodista Sergio Gorzy, conductor del programa “Buscadores” de Televisión Nacional (Canal 5), fue amigo de Zukerwar durante la adolescencia. Gorzy lo conoció en el movimiento juvenil sionista Jazit Hanoar en 1974.
Sus compañeros de Jazit lo llamaban “Candrulo”, a tal punto que -según Gorzy- nadie sabía que Zukerwar se llamaba Jaime (su nombre de pila en español) y tampoco conocían su apellido. “Yo siempre asocié al sobrenombre a su afición por la música ya que él era guitarrista de un grupo musical que integraba junto a otros javerim (compañeros)” de Jazit.
El periodista deportivo, rememoró para este artículo, que el joven Zukerwar iba a su casa y se quedaba horas guitarreando. “Hasta en algún momento me llegó a dar clases de música, aunque conmigo no tuvo buenos resultados”. Gorzy lo describió como a alguien “muy pasional en los temas en que se comprometía. La música primero, y ya de grande la religión”. Incluso, lo fue para el fútbol. El comunicador relató que consiguió asociar a su amigo al club Peñarol. “Íbamos todos los fines de semana y se hizo tan hincha que llegaba dos horas antes para ver completo el partido preliminar de los juveniles”, señaló.
La última vez que Gorzy vio a Zukerwar fue en 2006 en Israel. El cronista había viajado en una misión de la Organización Sionista del Uruguay en apoyo al estado hebreo que enfrentaba una guerra contra el movimiento terrorista libanés Hezbolá. En aquel viaje el periodista conoció al rabino Alejandro Avruj, de la comunidad NCI Emanuel (movimiento Conservador) de Argentina, a quien le organizó un encuentro con el cabalista.
Recuerda haber visto “los ojos de Alejandro (Avruj) brillar al ver y escuchar el trabajo de Jaime en su casa, junto a su computadora, mostrándole sus proyectos y sus trabajos de difusión del judaísmo”. Fue la última vez que Gorzy vivió “la pasión, en su máxima expresión, con la que Jaime contaba, explicaba y enseñaba. A pesar que no soy religioso, el habernos recibido esa tarde fue un regalo inigualable que me dejó”.
Zukerwar acostumbraba tener invitados para las comidas de Shabat (Sábado judío). En una oportunidad invitó a Warzager quien le explicó que estaba engripado y con fiebre alta. “Me obligó a ir aunque le dije que no sería bueno para sus hijos chicos, ya que se podrían contagiar; no tuve argumentos ante su insistencia de que tenía que estar con ellos”, recordó.
Las principales enseñanzas que el rabino le legó a Warzager, según palabras del entrevistado, fueron “el concepto de la existencia de un Creador del mundo y el involucramiento permanente de Hashem (Dios) en los acontecimientos mundiales, y en especial en el largo proceso de redención del pueblo de Israel”.
“Su mayor legado radica fundamentalmente en la perfecta coherencia entre lo que enseñaba y la forma de vida altruista que llevaba, fiel reflejo de sus propias palabras”, señaló Chelger. Recordó que su maestro les enseñaba sin descanso; “a veces lo veíamos cansado y le pedíamos que se detenga. ´No, aprovechemos el tiempo`, respondía con una sonrisa”.
En palabras del propio rabino Zukerwar: “el estudio debe llevar a la comprensión y ésta a la práctica transformando así la actitud humana, en forma tal que tomemos conciencia de nuestras acciones, y si éstas conducen al bien colectivo. Sólo entonces podremos prevenir que surja el egoísmo, consecuencia de la autojustificación y la percepción subjetiva de la realidad”.
“La felicidad del hombre está en la voluntad de dar y de amar al prójimo en forma práctica”, es una de las enseñanzas que nos dejó el rabino, y es la que mejor define su generosa e intensa vida.
2 comentarios:
¡Excelente artículo!
Como alumno de mi amado y de bendita memoria Rav Haim David Zukerwar, te agradezco de corazón este articulo que me llego al alma, que bello homenaje.
Cristobal Justo Habermas Blecher
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