18 dic 2008

El rabino del magisterio

Daniel Goldman (líder espiritual de la comunidad Bet El, Argentina): “Yo trato de parecer lo menos rabino posible para ser lo más rabino posible”

Rabino Daniel Goldman
Nacido en Flores (Buenos Aires), rabino de la comunidad Bet El de Belgrano, alumno y seguidor del rabino Marshall Meyer, casado y padre de dos hijas, Daniel Goldman, de 50 años de edad, define al judaísmo como un hápax, “un término que puede ser únicamente entendido dentro de un contexto pero que no tiene comparación con nada”. 

Asimismo, considera que los rabinos “perdieron la categoría” de rebeldes y de maestros.

Recientemente fue premiado por la Fundación Konex de Argentina por su dedicación al diálogo interreligioso con católicos y musulmanes. Además, escribe en los diarios Página 12 y Clarín, dos de los principales periódicos porteños. 

El rabino, graduado del Seminario Rabínico Latinoamericano (movimiento Conservador), sostiene que el futuro del pueblo judío “está establecido en un sistema de redes donde Israel es uno de los centros” y señala que el pueblo judío fue elegido “para tener un legado de pertenencia a un texto determinado”.

Durante su breve paso por Montevideo, el rabino participó en una actividad organizada por B´nai B´rith e Hillel.

A continuación un extracto de la entrevista que Semanario Hebreo mantuvo con Goldman:

- ¿Sus padres eran laicos, tradicionales o religiosos?

- Tradicionalistas. Yo soy hijo de sobrevivientes de la Shoá. Nosotros vivíamos con mis abuelos del lado materno, y mi abuelo era un hombre shomer mitzvot (cumplía con los preceptos religiosos), y dentro de esta shmira (cumplimiento) había una cuestión de fuerte raigambre en la costumbre judía.

- El hecho de que sus padres sobrevivieron a la Shoá, ¿influyó en su vocación rabínica?

- Nunca lo analicé desde ese lugar, pero seguramente habrá tenido algo que ver. Por lo menos tuvo una influencia fuerte en todo aquello que desde mi rabinato tuvo que ver con la militancia en derechos humanos; yo creo que, en ese sentido, el tema de la Shoá tuvo en mi una impronta grande.

- ¿Alguna vez se cuestionó el papel de Dios durante la Shoá?


- Sí, por supuesto. Yo parto de la base que acorde con la tradición judía existen tres atributos de lo divino que, en general, se les da desde las fuentes: que Dios es bueno, que Dios es justo y que Dios es todopoderoso. 

En la ecuación de estos tres atributos, frente a situaciones extremas como la Shoá, alguno de los tres atributos no funciona; yo creo que Dios es justo y bueno pero no todopoderoso. En la medida en que le dio al hombre la posibilidad de elegir entre el bien y el mal cercenó su poder, entregó parte de su poder al hombre y el desafío del ser humano es saber cómo transformar ese poder en bueno para los hombres.

- ¿Por qué decidió estudiar para rabino?


- Tuvo que ver con que quería profundizar mis estudios judíos y con la impronta del rabino Marshall Meyer. Pero yo no puedo decir por qué decidí ser rabino. Estaba estudiando y me dijeron: ya basta, tenés que salir a la tarea; si era por mí seguía estudiando. 

En el rabinato olvidamos que la tarea intelectual, la búsqueda intelectual y la producción intelectual son medulares en lo que es el rabinato. Lamentablemente, me parece que el rabinato se distorsionó de modo tal que se terminó convirtiendo en un gesto carismático y en un tema de trabajo organizativo comunitario, y la tarea rabínica es fundamentalmente una tarea de magisterio.

- ¿El rabino perdió la cualidad de maestro?

- Perdió la categoría de rebelarse (del hebreo moré; rebelde o maestro) y por otro lado perdió la categoría del magisterio.

- ¿Los rabinos de hoy son más “ignorantes”?

- Perdimos lo que significa la comprensión judía desde un lugar crítico, desde un lugar filosófico, y perdimos el lugar del rabino liberal clásico que era un individuo que tenía un fuerte componente del sentido crítico de las fuentes judías y de la cultura universal. Debemos volver a que el rabino sea una figura intelectual de ambos mundos: del mundo judío y del mundo universal, y que establezca puentes entre ambos mundos.

- ¿Quiénes fueron sus rabinos y maestros?


- Tal vez Meyer fue el que más impacto tuvo en mi vida. Otro rabino que tuvo un fuerte impacto en mí fue Shmuel Avidor Hacohen (rabino israelí surgido de la ortodoxia, quien adhirió, posteriormente, al movimiento Conservador). Pero en mi formación personal hubo rabinos y no rabinos. Aquel que podía ejercer su función de maestro se transformaba en rabino.

- ¿Qué significó para usted y que legado dejó en Argentina el rabino Meyer?


- Dejo el legado de tener por un lado la Torá (Biblia hebrea) como símbolo y por otro lado la realidad diaria como símbolo. Cómo tiene que ser vista esa realidad que nos toca vivir a la luz de las fuentes judías, y cómo establecer ese puente (entre ambas). Eso lo llevó a él a una cuestión de compromiso con la justicia social y los derechos humanos.

- ¿Usted es el sucesor de Meyer?


- No soy yo sólo; hay varios que nos consideramos discípulos de él. Yo creo que el rabino Meyer implementó una suerte de neojasidismo donde estableció pautas a través de discípulos que tomaron, cada uno, parte del mensaje de Meyer y lo supieron plasmar en la realidad.

- ¿Por qué siempre hay judíos encabezando los movimientos de resistencia contra los regímenes autoritarios?


- No siempre hay un judío al frente sino que la proporción de judíos siempre es desproporcionada respecto al resto. Nosotros volvimos a recapturar, a partir de la modernidad, el profundo impacto del mensaje profético dentro de la condición del pensamiento judío. 

Creo que ello nos lleva a una traducción de ese mensaje con un compromiso frente a los individuos alejados y olvidados de una sociedad, sean judíos o no; creo que el compromiso pasa por ahí. El judío está impregnado de la visión de los profetas, retoma esta posición crítica que en general tenían los profetas y se compromete con la sociedad.

- ¿Cómo son los rezos en Bet El?


- Hay mucho canto; uno de los espacios importantes es la prédica; la gente viene a escuchar al rabino.

- ¿Cuántas personas en promedio asisten los viernes de noche?


- Unas 800 personas concurren para el Kabalat Shabat (rezo del viernes a la noche); en Iamim Noraim (Rosh Hashaná y Iom Kipur), en los momentos pico, hay cerca de 4000 personas.

- ¿Utilizan la plegaria en español durante los rezos de Shabat?


- Se utiliza mucho el español. En tefilat shajarit (sábado a la mañana) es todo en ivrit (hebreo). La primera parte la hacemos sin instrumentos y en silencio para permitir que la gente pueda vincularse con el silencio que implica un sentido fuerte de subjetividad. 

El silencio a veces nos impone la cosa de poder superar el ridículo porque uno se siente incómodo no sabiendo qué decir. Es el momento en el cual el no decir implica un dicho muy fuerte. Por eso yo pondero mucho el momento del silencio. Recordemos, como decía el Rambam (Maimónides), en algún momento de la tefilá (oración) la forma de relacionarse con Dios va a ser sin sonoridad.

- ¿Organizan rezos diarios?

- No, pero sí dos veces por semana, los lunes y jueves. Es una de mis grandes frustraciones.

-¿Por qué la ortodoxia sionista, que tiene tanto peso comunitario en Uruguay, es prácticamente inexistente en Argentina?


- Hubo algo importante y significativo y es que la tzionut hadatit (sionismo religioso) y la Bney Akiva (movimiento juvenil sionista-religioso) tuvieron algo del sionismo realizador (y por ello) la gran dirigencia está en Israel.

- ¿Cuál es su posición respecto al conflicto de Medio Oriente?


- Me siento muy identificado con los sectores progresistas judíos y los sectores progresistas sionistas que ven en el hecho de la búsqueda de la paz un elemento primordial, esencial, y entendiendo también la necesidad de la creación de dos estados.

- ¿Promueve la emigración hacía Israel entre los integrantes de su comunidad?


- No, pero sí tomo a Israel como referencia. En este sentido yo trato de ser mínimamente consecuente. Insistiría en la aliá (emigración hacía Israel) si yo tuviera como proyecto a la aliá pero no la tengo, por lo cual no me parece un buen mensaje insistirle a otro en lo que yo no estoy dispuesto a hacer.

- ¿El futuro del judaísmo está en Israel?


- Yo no lo creo. El futuro del mundo judío está establecido en un sistema de redes donde Israel es uno de los centros. Pero no podemos negar cierta centralidad académica e intelectual en Estados Unidos así como no podemos negar cierto trabajo filosófico e intelectual del judaísmo europeo, fundamentalmente el francés.

- ¿Y el judaísmo argentino qué es lo que aporta?


- Ah! Hoy día no sé que es lo que aporta. Hoy estamos en un judaísmo en crisis dentro del judaísmo argentino. El judaísmo argentino, en su momento, aportó mucho como comunidad. Hoy día deberíamos pensar y darnos cuenta que los judíos más interesantes no están (integrados) en la comunidad judía.

- ¿Usted es el intelectual de los rabinos argentinos?


- No. A mí me gusta la búsqueda intelectual y pensar en modelos filosóficos.

- ¿Es el único rabino que escribe en el diario Página 12?


- Escribo en Página 12 y Clarín. Página 12 es un nicho en el cual me siento muy cómodo.

- ¿Usted se define de izquierda?


- No, me defino rabino (risas). Me defino como alguien que tiene preocupación por lo social, por el desarrollo de un espacio crítico, muchas veces eso se confunde con izquierda. Entre pensar entre derecha e izquierda me siento más cómodo con la izquierda.

- ¿Tiene buena relación con las Madres de Plaza de Mayo?


Sí.

- ¿Qué sintió cuando la líder de la Madres, Hebe de Bonafini, dijo que se alegraba por los atentados del 11 de setiembre de 2001 en Nueva York?


- Esa expresión fue absolutamente errada. Mi vínculo fundamental está con la línea fundadora (de las Madres; grupo que no integra Bonafini) aunque a veces me gustan los escándalos que hace Hebe; me parecen desafiantes, por lo menos son de esas cosas que sacuden.

- ¿Le parece bien que los rabinos intervengan en política?


- No. Me parece que la tarea de la vida espiritual tiene su correlato en determinados individuos que hagan de su vida la pasión por la política, pero no específicamente el rabino.

- ¿Cómo conoció a Shoshani, peculiar estudioso de la Biblia hebrea, Talmud y Cábala, maestro del Premio Nóbel Elie Wiesel y del filósofo Emanuel Levinas, entre otros, quien residió y dio clases en Uruguay durante varios años?

- Fue a través de un escrito de Elie Wiesel, quien venía a Uruguay a estudiar con Shoshani. En los años ´78-´79 Wiesel estuvo en Argentina y me comentó que había estudiado con este tal Shoshani. Todo esto despertó mi interés hasta tal punto que el primer artículo que yo escribí 30 años atrás fue sobre Shoshani, sobre este juego sumamente interesante que él hacía de leer la halajá (ley) como hagadá (relato o leyenda) y la hagadá como si fuera halajá.

-¿Se puede considerar a Levinas como un exégeta talmúdico?


- No. Levinas dice que no tiene dominio sobre el texto talmúdico y lo único que hace es darle una visión a determinados párrafos del Talmud, que el los interpreta de determinado modo metodológico que tiene que ver con la visión social de Levinas frente a todos los textos.

-¿Por qué no usa kipá?


-Uso kipá para determinados momentos. Yo trato de parecer lo menos rabino posible para ser lo más rabino posible.

- El rabino y filósofo francés Marc-Alain Ouaknin dijo una vez: “Yo soy un rabino ateo; gracias a Dios”. ¿Usted comparte esta visión?


- El elemento divino tiene que ver con la subjetividad y no con la capacidad de la racionalidad en la lectura de la realidad. Por eso trato de ser muy cuidadoso con Dios. Qué Dios sea mi primer pensamiento y mi última palabra.

- Hace poco tiempo fue premiado por la Fundación Konex por su trabajo interreligioso. ¿Cómo se hace para mantener ese diálogo en un momento en que el terrorismo religioso está en su esplendor?


- Hay que hacer una diferencia entre el diálogo platónico y el diálogo dialógico. El diálogo, para que tenga un sentido de trascendencia, tiene que ser diálogico y no platónico. El método que utiliza la filosofía clásica, en este caso, es el paradigma de Platón que utilizaba ciertas premisas para convencer al otro. Me parece que mientras que el diálogo platónico pretende el convencimiento, el dialógico no es una cuestión donde uno venza al otro. 

La influencia que tiene en mi pensamiento el diálogo con mis hermanos del Islam es muy fuerte y yo no puedo decir que soy el mismo, aunque esto no quiere decir abandonar la identidad; hay que entender que ninguna religión es una isla ya que vivimos en un mundo donde se concatenan los pensamientos y las experiencias, y conceptualmente también trabajamos en una búsqueda de cómo los diversos caminos provienen de una fuente común.

- ¿Es más difícil llevar a cabo el diálogo intrarreligioso judío que el diálogo interreligioso con las demás creencias? ¿Se sentaría a hablar con un integrante del movimiento jasídico Jabad? ¿Y con un ultraortodoxo de Satmer?

- Los jabadnik me resultan simpáticos, nunca voy a ser un jabadnik porque mi agenda es diferente a la de Jabad, mi percepción de vida es diferente y conceptualmente no tengo mucho que ver con ellos; pero no me resultan antipáticos. Con los Satmer siento que somos de otro mundo, de otra civilización. No siento que tenga una cosa de lo fraterno con ellos. 

Lo que deberíamos pensar en general, en material civilizacional, son en las coordenadas de tiempo y espacio. Muchas veces vamos a tener más que ver con un no judío que con un judío de otra época y de otro lugar. 

Posiblemente un judío uruguayo tenga más que ver con un musulmán uruguayo que con un judío medieval o un judío americano. Escribí un artículo, que salió publicado en la revista Tikkun (Estados Unidos), en el que señalo que me parece que es imposible pensar en lo judío como una categoría de pueblo, somos muchos grupos.

-¿Usted se afilia a la tesis del rabino Mordejai Kaplan (fundador del movimiento Reconstruccionista), el cual considera al judaísmo como una civilización?


- Me identifico con algunas cosas de la civilización judía; entendiendo que el judaísmo puede ser que sea una civilización. El judaísmo es un hápax, que es un término (proveniente de la lexicografía) que puede definirse entendido únicamente dentro de un contexto, pero que no tiene comparación con nada; no es un pueblo a la usanza de los demás pueblos, ni una nación a la usanza de las demás naciones, ni una religión a la usanza de las demás religiones; es más, el concepto de judaísmo como tal es un concepto muy moderno, una creación de la modernidad (ya que) antes no se hablaba de judaísmo. 

¿Por qué se coloca el concepto de judaísmo? Porque se trata de establecer la limitación alrededor de algo que deba ser parecido a la religión. Como sabemos, el judaísmo no es religión, (sino que) tiene una base religiosa o vinculada a rituales y pensamiento teológico de trascendencia. Deberíamos pensar a los judíos como una comunidad o como un colectivo de pertenencia.

- ¿Cuál es al definición de am segulá? ¿Pueblo elegido?

- Segulá es pueblo particular. Viene de mesugal, que significa el que tiene determinados hábitos, y hay que leerlo desde ese sentido. El idioma hebreo es parco en palabras y esta parquedad lleva a que cada palabra tenga un rumbo de definiciones que pueden ser ambiguas, esta ambigüedad puede llevarnos a entender que nuestra misión es peculiar y particular y, en última instancia, todos los pueblos son pueblos elegidos, sólo que nosotros fuimos elegidos para tener un legado de pertenencia a un texto determinado que está vinculada a aquello que consideramos nuestras certezas que no son nuestras verdades.

- ¿Cuál es el objetivo de la continuidad judía?


- Entender que la historia tiene un sentido; hacer de esta sociedad y de este mundo algo mejor.

- ¿Pero para eso es necesario ser judío?


- Lo judío tiene una particularidad de ver el mundo que no es la verdad, es nuestra (verdad) nada más, y el aporte en ese sentido es sumamente significativo porque es nuestro. Yo no me podría pensar en términos universales si no pienso en mi particularidad judía y por eso ese sentido de continuidad quiere decir que el mundo no está terminado, ya que los hombres lo estamos continuando, lo estamos haciendo y lo estamos transitando.

10 oct 2008

Jewish Standards: cuando el jazz y las melodías judías se dan la mano

El jazz y el judaísmo son dos viejos conocidos. Ambos le dieron contenido argumental y musical al primer largometraje sonoro de la historia del cine, El cantante de jazz, con el actor Al Jolson siendo el protagonista de la película: un judío de piel blanca, cantor litúrgico en la sinagoga en la cual su padre es el rabino, que se quiere integrar al mundo del jazz para lo cual debe pintar su cara de color negro. 

Casi 80 años luego de estrenada esta película, el uruguayo Diego Goldsztein (en la imagen) volvió a combinar el jazz con la música judía, la de hoy y la de ayer, en el disco compacto Jewish Standards (agosto 2005) que incluye “Lejaim (introducción)”, “Bashana Haba áh”, “Tumbalallaika”, “Adon Olam”, “Jerusalem de Oro”, “Shalom Eleijem”, “Eli-Eli”, “Vinemtmen a Bisale Mazel”, “Cuando el Rey Nimrod”, “Introducción (Avinu Malkeinu)”, “Avinu Malkeinu”, “Ose Shalom”, “Sunrise, Sunset”, “Hi-ne matov” y “Si yo fuera rico”. 

Goldsztein desde el piano, Sara Sabah (vocalista del conjunto “La otra”) y los cantores litúrgicos Jacky Amzallag y Luis Cattan, entre otros, le dan nuevos ritmos y tonos sin dejar de lado el origen de estas viejas composiciones. Y es que justamente en el lenguaje del jazz un standard significa una melodía de una canción ampliamente conocida (por ejemplo de los cantantes Frank Sinatra o Liza Minelli) interpretada por músicos del jazz quienes improvisan (principal característica de este género musical) con ella y generan una nueva creación musical. 

El pianista, de 29 años, se vinculó con la música desde los 4 años, cuando en el Instituto Yavne animaba con el órgano varios de los festejos que organizaba la escuela. Thomas Werner, del diario La República, calificó a “Jewish Standards” como “música judía bajo la óptica del jazz”. 

El crítico agregó que “la estrella que brilla es, obviamente, el piano de Goldsztein, cuyas improvisaciones se deslizan con la autoridad de quien domina no sólo la técnica instrumental sino el lenguaje con el que sabe llevar estos temas judíos al terreno del jazz”. 

Goldsztein señaló para esta nota que “musicalmente hablando la música judía tradicional y el jazz no tienen mucho que ver; sin embargo las armonías judías son muy similares a los grandes standards del jazz”. El disco está a la venta en Palacio de la Música, CD Warehouse y Todo Música, y en los locales de Musimundo en Buenos Aires.

27 sept 2008

Abraham Eidlin, el olímpico

 De la Palestina británica y vestido de celeste a los Juegos de Londres ´48

Un hombre corpulento y alto con voz fuerte y firme manifiesta sus ganas de volver a jugar al básquetbol con sus 80 años, y dice con orgullo que fue el primer olímpico judío que vistió la camiseta celeste.

La Segunda Guerra Mundial recién había finalizado y la destruida Londres ya preparaba sus juegos olímpicos. Era el año 1948 y Abraham Aba Eidlin, con apenas 20 años, era convocado para defender a Uruguay.

Pero el viaje a Londres no fue fácil. Aba tuvo que tramitar de apuro la ciudadanía uruguaya. Aba, todos lo conocen por ese sobrenombre aunque es su segundo nombre, se define como un “sabra”, ya que nació en la Palestina británica el 27 de diciembre de 1927. Sus padres, dos lituanos de Kovno (Kaunas), que se conocieron y casaron en la Palestina británica, lo trajeron a Uruguay cuando tenía 6 meses.

La Corte Electoral le tramitó la ciudadanía en tan solo 23 días. Aba aún recuerda cuando el ex decano de la Facultad de Derecho y autor teatral vinculado al club Goes, Juan Carlos Patrón, salió de la Corte con la Carta de Ciudadanía y le dijo: “sos ciudadano”.

Fama era el nombre de la compañía comercial aérea que lo llevó hacia Londres. El trayecto fue largo: de Montevideo a Recife, donde durmió una noche en una base militar; el segundo día de Recife a Madrid, y para finalizar, el trayecto Madrid – Londres con un breve pasaje por París.

El jugador recuerda aquellos Juegos más como una “aventura” que como una “olimpíada”. El técnico Raúl Canale — dice Aba— no le tenía mucha simpatía aunque prefirió no hablar de las causas de esa mala relación. Lo cierto es que llegó a integrar el banco de suplentes de esa selección siendo el más joven de todos sus integrantes.

Aún más sorprendente fue el debut en el primer equipo de Montevideo, el amor de su vida. Con apenas 16 años tuvo la difícil tarea de marcar al ateniense Adesio Lombardo (medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952).

Su dedicación al básquetbol era recompensada por triunfos y el afecto de la hinchada y la dirigencia de Montevideo, pero no así con un ingreso económico; aún era la época del amateurismo en el básquetbol. Para mantener a su familia compartió su gran pasión con un trabajo: la venta de muebles al por mayor por todo el país, así como cuando joven estudiaba y jugaba al básquet al mismo tiempo. La escuela 86, sólo para varones, de la calle de Arenal Grande, y el liceo Miranda fueron testigos de los días del Aba estudiante.

Lo suyo no era el estudio sino el deporte. De muy joven, Aba jugaba al fútbol muy cerca de la cancha de Montevideo cuando un allegado al club le aconsejó a él y sus amigos que fueran a jugar a la cancha del cuadro del barrio. Integró los planteles de la institución de La Comercial hasta 1960 apoyado en cada partido por su padre, quien era carpintero y tenía una mueblería.

En cierta ocasión, enfrentando a Progreso de visitante, Aba divisó a un hincha muy especial: no era un contratista deportivo ni directivo de otro club que pretendía contratarlo sino el entonces referente del partido político israelí Likud, Menajem Begin, quien posteriormente llegaría a ser primer ministro.

El jugador no recuerda el día y año exacto en que Begin lo vio jugar pero seguro que no fue un Iom Kipur (Día del Perdón) ya que nunca jugaba en esa fecha.

Cuando una vez le preguntaron a su padre por qué Aba no jugaba en Hebraica, el propio jugador contestó: “Montevideo cambió mi vida totalmente, y ellos incidieron en mi madurez. ¿Qué queja puedo yo tener contra Montevideo si me brindan todo y me quieren mucho?”.

Sin embargo, la única vez que Aba debió jugar contra Macabi no lo hizo; era amigo de todos sus jugadores y no podía enfrentarlos. El basquetbolista cosechó muchos amigos judíos en los demás clubes de básquet así como también lo hizo durante 20 años siendo parte de la filial “Brajá” de la B´nai B´rith.

Cuando cumplió 80 años sus hijas le prepararon una sorpresa: sus compañeros del equipo de Montevideo lo acompañaron en el festejo. Cuando Aba recuerda aquél quinteto histórico, su nieta Constanza pronuncia en voz alta los nombres y apellidos de los titulares. La niña, una de los cinco nietos de Eidlin, se muestra muy compinche con su abuelo de quien dice que es hincha de Biguá. Aba ríe y dice que Montevideo es el único equipo que tiene en el corazón.

Confiesa que antes le hacían muchas entrevistas pero que ahora lo han sustituido por los nuevos cracks. Los Juegos Olímpicos de Londres ya cumplen 60 años y para el judaísmo uruguayo marcan un hito, con su primer representante olímpico.

“Decile a mamá que nos venga a buscar”, le dice el entrevistado a su nieta. El olor a café y a sándwiches de un popular bar de Pocitos se desvanece, pero las ganas de Aba de tirar un gancho al aro aún permanecen intactas.

18 jul 2008

El gran Nelson

El puño derecho cerrado y en alto es un gesto que lo caracteriza. El 18 de julio cumple 90 años, de los cuales 27 los pasó en prisión y 5 como presidente de un Estado. Nelson Rolihlahla Mandela, conocido en Sudáfrica como “Madiba” (abuelo venerable), retirado de la vida pública hace cuatro años, aún es uno de los grandes referentes mundiales en la lucha contra el racismo, la discriminación y la segregación (apartheid). 

Sin embargo, hasta hace poco tiempo figuraba en la lista de presuntos terroristas elaborada por el gobierno estadounidense. El senador John Kerry, ex candidato a presidente por el Partido Demócrata, señaló en el Congreso norteamericano que “por fin” su país “pudo borrar la enorme vergüenza de haber deshonrado a este gran líder al haberlo incluido en la lista de terroristas”. 

Su cumpleaños fue celebrado por adelantado, el viernes 27 de junio, en el Hyde Park de Londres, con un concierto entre cuyos asistentes se destacaban el primer ministro inglés, Gordon Brown, su antecesor Tony Blair y el expresidente estadounidense Bill Clinton. Se vendieron 46.664 entradas para conmemorar el número de prisionero que Mandela tuvo en la cárcel de Robben Island (el 466), y el año que entró en prisión (el ´64). 

En una página de Internet creada especialmente para dejarle mensajes de felicitaciones por su nonagésimo cumpleaños, 14 de las miles de salutaciones llegaron desde Uruguay. Entre los mensajes de las “celebridades”, como los denomina el sitio, se pueden encontrar adhesiones de personalidades de todos los ámbitos del acontecer internacional. 

“Muchas felicidades a Mandela, un personaje extraordinario en la vida de todos nosotros y en su 90 cumpleaños muchas felicidades y a ver si el año que viene nos damos un paseo por aquí para ver un partido del Real Madrid que sabemos que te gusta el fútbol. Un abrazo y hasta siempre”, le deseó Alfredo Di Stefano, presidente honorario del club Real Madrid. 

O el director de cine Pedro Almodovar: “usted ha dado lo más preciado que tiene el ser humano. Su libertad a favor de la libertad y de la igualdad de los demás. Muchísimas gracias. No tengo palabras para expresarlo. Feliz cumpleaños con todo mi afecto y admiración. We love you in Spain Mr. Mandela”. Almodovar nos recuerda los principales ideales que acompañaron a Mandela a lo largo de su vida. 

En 1962, ante un tribunal que lo juzgaba por abandono ilegal del país, luego que retornó de Argelia, donde recibió entrenamiento guerrillero, Mandela dijo: “Siempre he atesorado el ideal de una sociedad libre y democrática, en la que las personas puedan vivir juntas en armonía y con igualdad de oportunidades. Es un ideal para el que he vivido. Es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir”. 

Durante ese juicio lo condenaron a 5 años de prisión pero en 1964 le aumentaron la pena a cadena perpetua. Fue liberado en febrero de 1990. Antes de ser un preso político, Mandela había incursionado en la abogacía. Estudió en la University College of Fort Hare donde fue electo para el consejo representativo de los estudiantes. Fue suspendido por participar en una protesta contra este centro de estudios. 

Siguió la carrera a distancia, se graduó de abogado y abrió junto a su socio Oliver Tambo el primer bufete dirigido por juristas de raza negra, con el objetivo de brindar apoyo legal a la población negra de Sudáfrica. 

Asimismo, a comienzos de los años ´40, consiguió trabajo en un estudio de “blancos”: el bufete Witkin, Sidelsky and Eidelman, a través de los oficios del socio Lazar Sidelsky. “Mi padre siempre sostuvo: a todo hombre que te trate con respeto, trátalo con respeto tú, sin importar su raza”, declaró para esta nota de análisis Dov Sidelsky, hijo de Lazar, cuyos padres llegaron a Sudáfrica escapando de los pogromos lituanos. 

En su libro autobiográfico Long Walk To Freedom, el expresidente sudafricano señaló que el estudio “era una firma judía y, en mi experiencia, he encontrado en los judíos, personas de mente más abierta que la mayoría de los blancos, en asuntos de raza y política, quizás porque ellos mismos fueron históricamente víctimas del prejuicio”. 

Sucede que también Helen Suzman, también hija de judíos lituanos, y una de las fundadoras del Partido Progresista Sudafricano pidió de forma constante, como integrante del parlamento, la liberación de Mandela, a quien concurría a visitar a la cárcel. “A pesar de no ser religiosa, los orígenes judíos de Helen le confirieron dos cualidades: ser sensible ante el mal de la discriminación y el respeto por el aprendizaje y la cultura”, se afirma en el sitio web de la Fundación Helen Suzman. 

Mandela también mantiene relaciones con el Islam. En 1989 recibió el premio Gaddafi por su defensa de los derechos humanos, otorgado por el dictador libio Muammar al-Gaddafi. Esta distinción la recibieron, entre otros, el presidente venezolano Hugo Chávez y el líder de la Nación del Islam, el supremacista negro Louis Farrakhan, con quien Mandela se reunió en 1996. 

Según el diario The Independent de Londres, el líder sudafricano afirmó luego del encuentro con Farrakhan: “no hubo ningún asunto de los tratados en el que hayamos estado en desacuerdo”. En enero de 1993 recibió el premio Nobel de la Paz junto al presidente sudafricano Frederic de Klerk “por su trabajo para una pacífica finalización del régimen del apartheid y por establecer los principios para una nueva Sudáfrica democrática”, según destacó la organización del premio. 

La página de Internet del Congreso Nacional Africano, el partido político de Mandela, sostiene que éste recibió el Nobel “en consideración al pueblo noruego que se levantó contra el apartheid mientras algunos en el mundo permanecieron en silencio”. Mandela dijo al recibir el premio: “estamos aquí hoy nada más que como un representante de los millones de nuestro pueblo que se atrevieron a levantarse contra un sistema social cuya esencia es guerra, violencia, racismo, opresión, represión y el empobrecimiento de un pueblo entero”.

En 1994, cuatro años luego de su liberación, Mandela fue electo presidente de Sudáfrica con aproximadamente el 62,6% de los votos, en las primeras elecciones multiraciales de aquel país. Ese mismo año fue considerado por la revista estadounidense Time como uno de los hombres del año junto al entonces presidente de Klerk, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) Yasser Arafat y el entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin. 

“Mandela y De Klerk reúnen perfectamente la primera precondición de los pacificadores: no se agradan mutuamente”, decía la revista. No se agradaban, pero pudieron construir el primer gobierno de unidad nacional entre blancos y negros que sentó las bases para la democratización del país y el fin del apartheid. 

Fuente de la imagen: www.nelsonmandela.org

19 jun 2008

"Todo latino tiene alguna conexión genética con el judaísmo"

Al sumergirnos dentro de la novela histórica La Gesta del Marrano de Marcos Aguinis podemos comprender, al menos parcialmente, la vivencia de los marranos en la España de la Inquisición. 

La persecución de los judíos españoles dejó, a grandes rasgos, el siguiente saldo: algunos judíos se convirtieron al catolicismo y dejaron de practicar su judaísmo, otros murieron por el mero hecho de ser judíos y hay quienes pudieron conservar su judaísmo en secreto aunque nunca dejaron de estar bajo sospecha de sus vecinos y de los tribunales inquisidores. 

A estos judíos se los llamó marranos (anusim en hebreo) en alusión al cerdo que se negaban a comer. En Medellín (Colombia), hace más de una centuria, uno de sus habitantes cubría sus espaldas con un manto ritual (talit) aunque muy pocos sabían por qué; su apellido era Mejía y su origen, marrano. 

Hoy, otro Mejía, Juan, es un activista de la causa anusí (así es como se refiere a ella) que dirige espiritualmente a una comunidad judía conservadora del Bronx (Nueva York, Estados Unidos) y está a un año de finalizar sus estudios rabínicos. 

El abuelo de Mejía, nieto de aquél medellinense, fue quien le confesó que ellos descendían de judíos. La versión en internet en inglés del diario israelí Haaretz, en una nota publicada en octubre de 2007, informó que durante una cena navideña, cuando Mejía tenía 15 años y aún era católico, un familiar comenzó a realizar chistes antisemitas; el abuelo del futuro rabino reaccionó y sorprendió a toda familia al confesar: “mi abuelo era judío”, recordó Mejía a Semanario Hebreo. 

Mejía, hoy con 30 años de edad, realizó una investigación heráldica y genealógica para la cual se remontó hasta el siglo XV. “La mayoría de la evidencia histórica sobre mi familia la pude encontrar en Internet; archivos genealógicos de la Inquisición demuestran que personas con el apellido Mejía, Mexia, o Mesías -que en general provienen de la misma familia- fueron investigados y en ciertos casos condenados tanto en la Península (Ibérica) como en México”. 

En 1998, cuando tenía 20 años, Mejía viajó de mochilero por Europa e Israel, donde permaneció por un mes y medio. “Comencé a sentir una conexión, no sólo cultural sino también religiosa y espiritual con el pueblo judío; las preguntas se volvieron más agudas”. Mejía comenzó a “investigar muchísimo” sobre los aspectos históricos del judaísmo, la diáspora sefardí, las premisas básicas de la fe y su funcionamiento religioso. 

Luego de la búsqueda y reencuentro personal con sus raíces judías, que por línea materna y paterna tienen aproximadamente 400 años de historia, intentó reintegrarse al pueblo judío a través de la conversión. “Me identificaba como una persona de ascendencia judía y necesitaba buscar un reintegro formal al judaísmo”, señaló. 

En Colombia no se pudo convertir. “Ninguna comunidad latinoamericana está interesada en aceptar a los anusim. Lo que me encontré, no sólo en las comunidades ortodoxas, sino también en las liberales fue que la única situación en que una persona es convertida es si está casada o quiere casarse con alguien judío; el fenómeno de conversión es limitado”. 

El futuro rabino entiende que son muy pocas las personas que en este momento se identifican con su pasado anusí, teniendo en cuenta la “gran cantidad de conquistadores judíos que llegaron a Latinoamérica”. 

Sin embargo, el religioso colombiano consideró que el acercamiento al judaísmo por parte de los anusím crecerá porque en América Latina “después de siglos de hegemonía católica existe el pluralismo religioso”. 

“Todo latino tiene alguna conexión genética -por leve que sea- con el judaísmo”, afirmó. Mejía respeta el trabajo que hace la organización Shavei (los que retornan), cuyo director educativo es el rabino uruguayo Eliahu Birnbaum, para ayudar a los anusim a retornar al judaísmo. “Hacen un magnífico trabajo de educación aunque mi visión es un poco diferente”, sostuvo. 

El futuro rabino opinó que mientras el objetivo de Shavei es que los anusím que regresaron al judaísmo vayan a vivir a Israel, su idea es que permanezcan en sus países respectivos para fortalecer a las comunidades de la diáspora, y si más adelante lo deciden puedan emigrar a Israel. 

“Si a estas comunidades se las deja prosperar en sus ambientes nativos pueden ofrecer mucho a sus países de origen y a la comunidad judía ya que quienes las integran son profesionales educados y serios en su compromiso con el judaísmo”. El joven colombiano, sin embargo, no está en su ambiente nativo. 

Según Mejía en Estados Unidos, especialmente en las grandes ciudades, las comunidades “son más receptivas”, por ejemplo, a los “judíos de color”. Precisamente, en una de las grandes ciudades estadounidenses, Nueva York, Mejía está por finalizar sus estudios rabínicos en el Jewish Theological Seminary (JTS) del movimiento Conservador, lo cual se agrega a su máster en Filosofía Judía obtenido con las máximas calificaciones (suma cum laude) en la Universidad Hebrea de Jerusalén. 

“Es muy importante que en Estados Unidos las comunidades vean un rabino latino, articulado, elocuente, que les pueda hablar en inglés y comunicarles de cierto modo la experiencia de la comunidad que yo represento (los anusim)”. 

 El entrevistado se siente muy feliz con su próxima ordenación rabínica. “La victoria más grande que he tenido como activista y educador de bnei anusim (hijos de marranos) es que he estado durante cuatro años en una de las instituciones más importantes en Estados Unidos (el JTS) y cada persona (de esa institución) sabe mi historia. Cuando llegue una persona latina que les diga: ´yo tengo esta historia` (de un pasado anusí), no van a ser escépticos con ella porque se van a acordar de mí”. 

Mejía manifiesta una fuerte identidad latina y judía. “Por eso no pienso hebraizar mi nombre. Yo soy Juan Mejía, colombiano, de origen anusí, profundamente orgulloso de mis raíces y completamente comprometido con mi vida judía, con la comunidad judía, con Israel pero también con una responsabilidad con la comunidad de anusim de la cual yo fui extraído”.

28 feb 2008

Reseña del libro Amores Imposibles, Diálogo sobre el problema de los Matrimonios Mixtos entre judíos y cristianos

Mixto, exogámico, interconfesional, interreligioso. Cada cual, dentro de la comunidad judía y fuera de ella, tiene su forma de definir a los matrimonios que se celebran entre judíos y no judíos.

Pero el rabino Eliezer Shemtov de Beit Jabad del Uruguay los denomina de una nueva y original forma: “Amores imposibles”. 

El libro Amores Imposibles, Diálogo sobre el problema de los Matrimonios Mixtos entre judíos y cristianos, de 171 páginas, documenta dos intercambios de mails que Shemtov mantuvo con jóvenes cristianos: Alejandra Domínguez (nombre ficticio), que había finalizado su relación sentimental con un joven judío por decisión de él, y Juan García (nombre ficticio), que mantenía su noviazgo con una muchacha judía en el momento de cartearse con el rabino. 

El ida y vuelta de mails, que propone el libro, se vuelve apasionante a medida que avanzamos en la lectura del texto ya que los sentimientos y las ideas van aflorando cada vez más. 

El “sistema” de intercambio de mensajes electrónicos funciona de esta forma: Juan o Alejandra escriben y Shemtov les contesta cada pregunta que ellos le realizan y viceversa. Alejandra nos propone una interesante definición sobre este tipo de matrimonios: “Conozco parejas que son mixtas o interconfesionales como dicen ya que toda pareja es mixta... y que son felices y pudieron conciliar sus vidas. pero bueno, cada persona es distinta y siente distinto no?” 

Además, el libro incluye el artículo “El Matrimonio Mixto. Un enfoque contemporáneo” que el rabino publicó hace ya varios años en el Semanario Hebreo. Considero de suma importancia aclarar que la posición del rabino Shemtov sobre los matrimonios mixtos es una de las tantas que se sostienen dentro de la comunidad judía pero que de ninguna manera es la única. Asimismo, el rabino enfoca su análisis en el matrimonio entre cristianos y judíos. 

¿Pero qué pasa en una relación sentimental entre jóvenes judíos no creyentes con jóvenes que no son judíos y que tampoco creen en Dios? El concepto que maneja el rabino Shemtov en el artículo “El Matromonio Mixto” es aquél que define al matrimonio de esta manera: “no es meramente la unión entre dos individuos totalmente independientes entre sí, sino que es una reunión entre dos mitades de una y la misma unidad. La pareja comparte la misma alma que, al nacer, se dividió en dos mitades. Al casarse, vuelven a reunirse y completarse. 

Se trata de una unión no sólo a nivel físico, emocional y/o intelectual, sino de una unión a nivel esencial. Hay almas que son compatibles y almas que no lo son”. ¿Pero como le explicamos a aquél que no cree? ¿Qué es el alma? ¿Dónde está? ¿Quién la creó? ¿Es un objeto tangible? La base para oponerse a los matrimonios mixtos está, según el religioso, en el versículo del libro Deuteronomio del Pentateuco (Torá) que dice: “No te cases con ellos (´los gentiles, de los cuales hace mención en los versículos anteriores`), no des a tu hija al hijo de él, y no tomes la hija de él para tu hijo”. 

Según explica Shemtov, “no solo que está prohibido para el judío casarse con una persona que no lo es, sino que es imposible que se case. Puede haber convivencia y puede haber cohabitación, puede haber, incluso, procreación, pero no existe matrimonio. Las leyes de la Torá son tan (o más) objetivas como las leyes de la Naturaleza. Del mismo modo que uno no puede alterar la Gravedad, por ejemplo, no puede alterar las leyes de la Torá. 

El estudio de la Torá no tiene como objetivo inventar las leyes de la vida, sino descubrir la estructura Divina inherente en la existencia”. Otro punto controversial del libro aparece en su introducción. Allí, Shemtov explica que algunas personas creen que son judíos pero no lo son desde el punto de vista de la legislación judeoreligiosa (halajá). 

“Ahí se produce un gran choque entre las emociones y los hechos objetivos. No es judío por más que en la escuela, en la tnuá (movimiento juvenil judeosionista) y en la sinagoga le hayan dicho que sí lo es”. 

Entonces surge la pregunta: ¿quién determina la judeidad de los judíos si ni siquiera la sinagoga puede hacerlo? ¿Qué pasa con aquellos jóvenes que asistieron a movimientos juveniles judeo-sionistas o a escuelas judías y que según la ley religiosa no son judíos? ¿Acaso la actividad en pro del judaísmo (en una tnuá, por ejemplo), el sentirse identificado con la causa del pueblo judío, el amor al judaísmo y al Estado de Israel y el hecho que los demás lo vean a uno como judío no es suficiente para ser judío? 

La valentía del rabino Shemtov radica en haber publicado un libro políticamente incorrecto sobre un tema tabú dentro de la comunidad judía uruguaya. Con esta obra no se puede ser neutral; genera pasiones casi incontrolables que llevarán a muchos a calificar al rabino de fundamentalista, atrasado y retrógrado mientras que otros lo alabarán por su coraje al defender públicamente una posición que a muchos incomoda. Lo sano sería que se abra un debate público sobre el asunto. ¿El libro quedará en el olvido o desatará una tormenta dentro y fuera de la comunidad? 

A la memoria del rabino Ariel Korob (Zejer Tzadik Librajá)