27 abr 2011

Artista plástico Gerardo Goldwasser: “La producción de un artista está relacionada con su identidad, siempre que esta aparezca como un perfume en la obra”

En sus propias palabras: “la sastrería, la violencia y el arte contemporáneo se conjugan en mi trabajo”. 

Nieto de un sastre, sobreviviente de la Shoá (Holocausto del pueblo judío), el artista plástico Gerardo Goldwasser, de 50 años de edad, canalizó toda esa herencia en sus obras de arte. Sus creaciones surgen desde los más diversos contextos. “Al trabajar con la indumentaria como materia prima, siempre estás ´viendo` a las personas”, explica. 

En esta entrevista concedida al portal web del Comité Central Israelita del Uruguay, Goldwasser también se refirió a qué significa ser artista en la tierra de los “doctores” y sobre la influencia de Internet y las nuevas tecnologías en el arte. 

-¿Cuándo comenzó su vocación por las artes plásticas?

- Mi madre cuenta que de niño lo que más me gustaba era dibujar. Por supuesto que a todos los niños les gusta, pero yo pasaba más tiempo del esperado y a mi familia le venía bárbaro porque los dejaba tranquilos por un buen rato. En aquel tiempo también repintaba los autitos de colección “Matchbox” con esmalte de uñas y témperas; podría haber sido mecánico chapista. 

Más adelante en la época del liceo dibujaba muchas historietas y caricaturas, e intenté también con los dibujos animados. En preparatorios de Arquitectura, ya trabajando en Diseño Gráfico, decidí también dedicarme a las artes. Conocí en esa época muchos artistas, y conservo amistades con algunos músicos que me enseñaron a tocar la batería, instrumento que siempre me gustó pero no a mi familia ya que vivíamos en un edificio. 

– ¿Qué significa ser artista plástico en un país donde aún persiste el paradigma de “m´hijo el dotor”?- 

Para una persona que se dedica a las artes con vocación, en cualquiera de sus disciplinas, me parece que cualquier circunstancia que se le ponga en frente la supera. Se sabe que las artes visuales son un camino difícil, pero te empezás a dar cuenta que es una forma de tu vida muy importante. Esta forma luego se refleja en otras cosas de tu vida terminando de “redondear” quién sos. Por supuesto, que en mi caso, en el seno de mi familia surgieron como “interrogantes” sobre mi actividad, pero siempre tuve total apoyo. La cuota del paradigma la cumplió mi hermano que hoy es un excelente contador. 

– ¿Cómo se vincula su obra con el oficio de la sastrería? 

– Por mi abuelo, mi padre y mi tío. Mi abuelo, en 1938, fue sastre de los nazis durante 16 días en (el campo de concentración de) Buchenwald y sobrevivió gracias a su profesión. Llegó al Uruguay como tantos en esa época. Empecé a trabajar en arte utilizando sus libros-manuales de sastrería que encontré en su taller para confección de uniformes desde 1990. Con el tiempo, la sastrería, la violencia y el arte contemporáneo se conjugan en mi trabajo. 

– ¿Cómo se inspirá a la hora de trabajar?

- No tengo una manera definida. Es más, hay veces que salen los trabajos desde situaciones muy indirectas con el arte. Es posible vincular cualquier escenario con el arte. Al trabajar con la indumentaria como materia prima, siempre estás “viendo” a las personas. Entonces lo que le pasa a las personas a veces termina en un camino para concretar una obra. 

– Básicamente, ¿con qué materiales trabaja?

- Con materiales que coinciden con la idea de la obra. Me interesa enfrentar/cruzar materiales diversos que pueden provenir de la sastrería, como fieltros e hilos; de la arquitectura, como metales, elementos industriales y estructuras varias, o de cualquier otra actividad. 

No le tengo prejuicio a ningún material, herramienta o “técnica”. Reconozco que mis comienzos como dibujante fueron muy importantes para mí. Me interesa descubrir modestamente novedosas formas de utilizar las herramientas, siempre que estén al servicio de una idea y no de demostrar virtuosismo. 

Observé mucho tiempo en la sastrería como se plantean los moldes en papeles, y al tiempo empecé a aplicar esos procedimientos y mi forma de dibujar cambió. Creo que es una de las características del arte contemporáneo, tener la posibilidad de concretar una obra conjugando la idea con su parte formal de soporte. 

También hay veces en que nada de este “sistema” se necesita. Por ejemplo, utilizo espacios que ya existen a nivel de una sala o un exterior y sirven para formular un proyecto que será efímero.

- ¿Hay alguna relación entre su obra y su identidad judía?

- Siempre digo en broma que soy judío, pero no tanto. Pero tiene que ver con que siempre estuve vinculado también con ámbitos no judíos. Sí, me parece que la producción de un artista está relacionada con su identidad. Siempre que tu identidad aparezca como un perfume en tu obra, me parece una forma lógica. Quiero decir que si la descubre y la señala otra persona es mejor. 

– Con la revolución de Internet la gente tiene un mayor acceso a la información. ¿Esto es bueno para el arte? ¿En algún momento el museo virtual podrá sustituir al físico?

- Sí, es bueno para el arte. Establece una democratización de la información. El museo virtual y el museo físico son dos museos diferentes. La información por Internet, permite eso, tener información. 

Existen obras estrictamente realizadas para ser apreciadas por internet. O sea su contexto natural es internet, otra forma de hacer arte también. Entiendo a los museos virtuales exponiendo este tipo de obras. 

Pero la experiencia de ver un Piero della Francesca es única. No creo que se vaya a sustituir uno por otro. En el mundo se construyen museos monumentales con tremendos presupuestos arquitectónicos que adquieren obras de arte para su acervo continuamente. 

– En su caso, ¿publica reproducciones de tus obras en Internet? ¿Tiene su propio sitio web en el que exhibís tu trabajo?

- No tengo sitio. Hay obras mías expuestas por instituciones culturales o de otro tipo como fundaciones que muestran en sus sitios las obras. 

– ¿Cuál es la mayor satisfacción que te da ser artista plástico? ¿Y el mayor disgusto?

- La mayor, cuando mi hijo de cuatro años le explicó a un amigo de su edad a qué se dedicaba su padre. Disgustos grandes no he tenido.

- Tuvo la oportunidad de estudiar con Nelson Ramos. ¿Qué recuerda de esos comienzos?

- Recuerdo a Nelson con mucho cariño. La forma de compartir nuestras ideas, era muy lindo. Su visión del arte estaba muy conectada con la libertad. También recuerdo sus calenturas que eran muy graciosas, ¡a veces echaba a alguien del taller y esa persona volvía! Las feijoadas de fin de año..¡qué locura!.. Me tocó una época en su taller donde compartíamos las mesas de trabajo con algunos músicos como el caso de los cantantes de Trosky Vengarán y de Los Buenos Muchachos. Hacíamos dibujos compartidos pasándolos de mano en mano y quedaban unas cosas buenísimas.

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