29 mar 2012

Hagadá Latina: desde Uruguay se han distribuido miles de ejemplares para el mundo hispanoparlante con una propuesta innovadora y tradicional

El Séder de Pésaj (noche de la celebración Pascua judía) combina la historia con el presente, la esclavitud con la libertad, la reflexión personal con el fructífero intercambio de la reunión familiar, la tradición con la innovación, la improvisación y el orden. Es una velada en la cual se relata la salida de Egipto, cuya narración es guiada por un libro denominado Hagadá (relato) que detalla las peripecias del pueblo judío, desde los tiempos del patriarca Abraham, pasando por el arribo a Egipto y los cientos de años de esclavitud, y terminando con la anhelada libertad.

La milenaria Hagadá ha tenido múltiples (más de 2.500) ediciones a lo largo de la historia. La edición de "Una noche de libertad. La Hagadá Latina para la Familia", que se presentó por primera vez en marzo de 2011 en la Nueva Congregación Israelita, tiene la particularidad de ser la primera originada en Latinoamérica. La concreción de este proyecto es un emprendimiento de los uruguayos Ría Okret (profesora de inglés y traductora de artículos de judaísmo del inglés al español), Helen Raij, David Raij y Daniel Cohn (los tres especializados en ingeniería), en conjunto con los israelíes Michael Zion (rabino) y Noam Zion (educador y experto en filosofía).

Los mentores uruguayos de este proyecto explicaron al portal web del CCIU que aunque están vinculados a la NCI y tienen el apoyo de la institución para el proyecto, la Hagadá Latina es un emprendimiento independiente y plural que busca generar un vínculo y el sentimiento de identificación entre los participantes del Séder de Pésaj con la épica salida del pueblo judío de la tiranía del faraón egipcio.

La obra no sólo está pensada para un público judío. David Raij señaló que un compañero suyo de la NCI llevó dos hagadot para su casa. La encargada de las tareas domésticas del hogar le comentó al otro día que había ojeado el libro y que quería uno para ella; Okret comentó que a ella le ocurrió un episodio similar.

Estos dos ejemplos demuestran que el texto está pensado para todo público: el simple, que realiza una lectura lineal del texto, y se deja llevar por los simpáticos e ilustrativos dibujos del belga-israelí Michel Kichka y el exigente que se enriquece con la lectura de una vasta cantidad de ensayos, de autores de todas las épocas, que acompañan el texto tradicional de la Hagadá. Asimismo, el lector se sorprenderá de la cantidad de citas bibliográficas mencionadas al final de la obra (dos páginas enteras) así como la aclaración de que se respetaron de forma estricta los derechos de autor de cada uno de los artículos incluidos.

“La riqueza de esta Hagadá es que genera una conversación entre el texto original- tradicional y lo que estamos viviendo hoy en día, porque una de las cosa que aprendí en estos años es lo rica y valiosa que es desde el punto de vista pedagógico”. Los rabinos que la formularon son unos “genios”, por la manera en cómo involucraban a los niños y cómo trataban el tema de las relaciones de los padres e hijos, reflexionó Helen Raij.

Hay casas en las cuales el Seder de Pésaj “consiste en una reunión y cena familiar”. No se dice una bendición, no se lee un texto y no se cuenta la historia de la salida de Egipto, explicó David Raij. Sin embargo -indicó- puede aparecer un miembro de la familia (con la Hagadá Latina) y decir: miren lo que tengo acá: “¿qué les parece si leo sobre la AMIA? ¿o de cuando los judíos salieron de Rusia?”. Asimismo sostuvo que los cambios radicales tampoco son buenos. “El Séder no puede ser algo absolutamente diferente al del año pasado. Tengo que hacer algo diferente pero tengo que reconocer que es mi Séder; ese que hago hace años”.

Sucede que -reflexionó Okret- el éxodo de Egipto “cada vez se ve como algo más lejano”, y por ello “para hacérselo vivir a la gente hay que traerle hechos de hoy en día”. Esta Hagadá presenta textos de autores contemporáneos judíos y no judíos.

El proyecto de este cuarteto uruguayo junto a Noam y Mishael Zion no tiene fines de lucro. Fue una ardua tarea que les insumió dos años y medio de trabajo, uno de cuyos aspectos más complejos y notables es la traducción fiel del texto original hebreo, que también incluye parte en arameo, al español.

El precio de la Hagadá Latina es de 500 pesos. Se puede adquirir en Bait Jadash de lunes a jueves de 12:30 a 19:00 horas y los viernes de 12:30 a 15:30 horas. Es posible contactar a quienes realizaron la adaptación de la Hagadá Latina a las direcciones de correo electrónico helen.raij@gmail.com y a hagada2011@gmail.com

19 mar 2012

El pediatra y nefrólogo José Grünberg fue nombrado miembro de la Academia Nacional de Medicina

El interior también existe, es una expresión que solemos escuchar. Esta vez los honores se los lleva Tacuarembó, de donde es oriundo el pediatra José Grünberg, de 80 años de edad, quien a principios de marzo fue nombrado Miembro Titular de la Academia Nacional de Medicina, función que ejerce desde el momento en que le fue conferida la distinción por parte del presidente de la academia, el doctor José Peña. A continuación el galeno relata al portal web del CCIU sus experiencias de vida:

- ¿Por qué sus padres se radicaron en Tacuarembó? ¿De dónde venían?

- Es necesario prevenir al lector y al entrevistador. Mis relatos, recuerdos, datan de muchas décadas atrás. Están basados en vivencias de la niñez y adolescencia en Tacuarembó, en Villa Muñoz, cargadas de subjetividad, pueden ser muy diferentes de las de quienes han vivido situaciones similares en los en los mismos sitios geográficos y épocas

Mi padre llegó solo desde Toporov (Ucrania o Polonia según la época). A los efectos de regularizar nuestros documentos recurrimos a ambas embajadas, las cuales negaban la existencia de Toporov en ambos países. Una fascinante historia de Toporov ha sido publicada por Yad Vashem1. El único capital de mi padre era su obsesión de reunir a la familia que había quedado en Europa, continuar con la vida judía, y educación para sus hijos. Mi madre y los dos hijos llegaron después cuando se pudo financiar el traslado En el Uruguay, se comenzaba a construir la ruta cinco, Montevideo - Tacuarembó.

La colectividad le facilitó un crédito con lo cual reunió un stock de camisas y corbatas y mercadería liviana que se podía llevar en exhibición "al brazo" o en una valija liviana. Acompañó a las cuadrillas de construcción de la ruta cinco. Los días de cobro, ya con algunas palabras en español, pero con gran sentido de lo que después llamaríamos marketing, fue pionero en la venta en cuotas. La ruta se completó y mi padre "desembarcó" en Tacuarembó en el año 1929 donde la familia residió varias décadas.

Fui el primer uruguayo de la familia .Nací el 18 de agosto de 1931. El escribiente del registro civil,  no aceptó violar la gramática y mi apellido salió diferente al del resto de mi familia, Grumberg,y no Grunberg: "antes de la be larga no va ene", dictaminó autoritario el funcionario. El apellido materno fue un escollo insuperable para el escribiente, por lo que el funcionario me puso uno sencillo para él. Terminé con un apellido materno ficticio, que es el que luce en mi título de médico y del cual nunca tuve la génesis. Mis intentos de recuperar mi  identidad, requirieron varias décadas de trámites.

- ¿Qué recuerda de su infancia?

- Fue una infancia sin ningún niño amigo judío ya que la colectividad judía en Tacuarembó era de muy pocas familias. Estaba totalmente integrado a los compañeros de clase, el fútbol, la amistad con aquellos que ya pintaban para poetas, famosos después. Los judíos se integraron a una población criolla variopinta: españoles franquistas, comunistas  y republicanos, italianos fascistas y demócratas, que tenían sus propias rivalidades. La convivencia era buena, nunca sentí antisemitismo. Un carro de paseo tirado por caballos hacía nuestros deleites en los picnic familiares en la periferia de Tacuarembó.

 - ¿Cómo era la vida judía en Tacuarembó?

- No éramos más de 20 familias. Los sefardíes que hablaban español tenían muy poca o ninguna relación social con la comunidad ashkenazí. En esta "convivían" dos grupos, los "fabrente" (radicales) comunistas pregonaban que el internacionalismo proletario era la solución mundial, incluso para combatir el antisemitismo. Los otros, sionistas religiosos como mis padres, que cerraban los negocios en Rosh Hashana y Yom Kippur, se desplazaban a Montevideo por que no había minian (quórum de diez judíos necesario para llevar a cabo las plegarias) en Tacuarembó.

Con mucho trabajo se alquiló una casa en Tacuarembó como centro judío para la enseñanza del idish e historia judía. Se contrató a un maestro de Montevideo que resultó muy alejado del sionismo y se autodenominaba "progresista" o  "de izquierda". lo que atrajo a unos y ahuyentó a otros.

En el Tacuarembó profundo había destellos de judaísmo, en Paso del Borracho, actual Pueblo Alsina, a 10 leguas de la "metrópoli", se radico mi tío. Instaló un despacho de bebidas, con palenque, y parroquianos de facón y chiripá, sin luz ni agua corriente, faroles y cachimba.

La vida judía tuvo un impedimento insuperable para mis padres, la inexistencia del kashrut.

- ¿Cuándo se trasladó a Montevideo? ¿Qué recuerda de su pasaje por el barrio Villa Muñoz?

- A los 11 años, preparándome para la Bar Mitzvah, me traslade a Villa Muñoz, Isla de Gorriti y Constitución, vecino de la Escuela Scholem Aleijem. El Shabat en la calle Arenal Grande y Domingo Aramburu era una fiesta.

Viví con la familia de mi primo homónimo, José Grunberg. Ya pediatra, los pacientes encontraban en la guía telefónica mi nombre. Llamaban madres preocupadas por fiebre del niño en pleno invierno pero respondía mi primo y no yo. Con el típico humor judío, mi primo  les comunicaba mi número correcto, pero también sus ofertas de frazadas y otros abrigos para el niño.

En Villa Muñoz tuve mis primeros amigos judíos. Con gran sorpresa mis compañeros de clase gentiles tenían un vocabulario extenso en idish, especial, pero no exclusivamente, adecuados para insultos de grueso calibre. También tenían las palabras adecuadas en las tentativas de conquistas a las chicas (maidalaj, en idish). Tres décadas después de la ceremonia de mi Bar Mitzvá en la sinagoga de la calle Inca, instalamos nuestro servicio de Nefrología y especialidades pediátricas en el Hospital Español (Garibaldi y Rocha). Merendábamos en las proximidades y la conversación de los contertulios era en idish. Ante mi pregunta para saber de qué shtetl provenían los padres, recibía como respuesta "de Villa Muñoz", pues la mayoría eran no judíos pero su vida laboral y social se desarrollaba en la colectividad judía.

- ¿Por qué eligió la medicina como profesión?

- Nunca lo supe, tampoco  recuerdo ninguna duda sobre mi vocación. He atendido a los nietos de mis maestras de primaria, me recuerdan que desde el primer año no solo tenía la decisión de ser médico, sino también, pediatra.

- ¿Qué especializaciones realizó en el exterior?

- Mis pasantías reiteradas en hospitales parisinos fueron diseñadas por mi esposa Charlotte, para conocer y vivir París.

Me especialicé en Paris, Hôpital des Enfants Malades, en enfermedades renales en niños. Con mis colaboradores creamos en el año 1983 el primer centro de diálisis peritoneal crónica ambulatoria (DPCA) en el Uruguay: Asociados a nefrólogos de adultos desarrollamos el centro integral pediátrico y de adultos de diálisis domiciliaria, que se extendió posteriormente a otros servicios de salud. La DPCA es un procedimiento que se realiza en el domicilio del paciente, lo cual es compatible con mucha libertad social y laboral.

Ejercí durante ocho años la Secretaria General de la Asociación Latinoamericana de nefrología pediátrica y como Consejero de la Asociación Internacional de Nefrología Pediátrica. Esos años fueron de un desarrollo tecnológico inimaginable en sofisticación e innovación en la medicina y en la nefrología en particular. Por necesidad de cumplir con mis responsabilidades internacionales institucionales y la necesidad de mi propia formación profesional, viajé frecuentemente y tuve el privilegio de aprender y conocer otras culturas.

- Usted es pediatra. ¿Es más fácil relacionarse con los niños o con los adultos?

- Adultos y niños, enfermos o sanos, son sensibles a lo mismo: respeto, ternura,  escuchar con atención, consideración al otro. Los pacientes son grandes docentes. Aun muy joven pediatra, le pregunto a la madre del niño ¿cómo es el dolor por el cual me consulta? El niño me espeta: doctor yo sé hablar, conozco mejor mi dolor que mi madre.

Además de las palabras, tienen mucho valor los silencios. Cuando un paciente  pregunta "¿cómo estoy?"; los silencios son muy elocuentes. Un silencio prolongado despierta mucha ansiedad, expectativa ¿Por qué no responde? ¿Será tan grave?

Los gestos, y la actitud tienen su lenguaje, independiente de las palabras. Por ejemplo atender una llamada telefónica sin disculparse ante el paciente por la interrupción, mirar la hora en medio de una consulta, omitir el "gracias", el "por favor", saludar.

- ¿Cuál es su vínculo con el judaísmo?

- Nuestra vida familiar gira en torno al judaísmo

- ¿Que filósofos influyeron en su vida profesional?

Encontré en (Baruj) Spinoza y (Emmanuel) Levinas, enseñanzas, respuestas a dudas e incertidumbres existenciales.

Spinoza me enseñó sobre el impacto de los "buenos encuentros", como ellos diseñan nuestras vidas. Somos fruto de ellos. En mi caso, tuve varios: me encontré en París con Jérôme Lejeune, que revolucionó la genética, con el maestro Alfredo Ramón Guerra y su señora Margarita, una judía berlinesa en plena huida de la tragedia.

Levinas, otro judío huyendo del horror de la discriminación, me esclareció: el Otro es una extensión del yo. El Otro es eventualmente nuestro paciente, a quien nos debemos. El "buen encuentro" de Spinoza es un concepto íntimamente relacionado a la responsabilidad que tenemos con el Otro.

8 mar 2012

Tenista de la selección uruguaya Ariel Behar: "Hay muchas cosas duras y difíciles en el tenis profesional"

Era de esos niños a lo que no les gustaba el fútbol. Sin embargo, encontró en el tenis su pasión. Actualmente integra la selección uruguaya de tenis que a principios de abril enfrentará a Chile por la Copa Davis. Aunque muchos asocian a este deporte con la fama y el dinero la realidad es más dura. “Cuando hay malas rachas de partidos, muchas derrotas seguidas, uno está sin confianza y todo se vuelve como una arena movediza de la cual cuesta mucho salir”.

A continuación la entrevista que el portal web del CCIU mantuvo con Ariel Behar, de 22 años de edad, el joven integrante de la celeste:

- ¿Cuándo empezaste a jugar al tenis? ¿Por qué?
- Empecé a jugar al tenis muy chico (a los tres años de edad) porque a mis padres les gusta el tenis. Ellos me llevaron  a tomar algunas clases pero sin mucha continuidad. Comencé a jugar al tenis y a competir a los diez años, cuando me lo empecé  a tomar más en serio.

-¿Qué fue lo que te gustó del tenis para haber optado por este deporte y no por el popular fútbol?
- Me gustó más que nada que era individual y dependía de mi mismo y nadie más. Me gustaba mucho el básquet, el golf, y también jugaba al fútbol aunque no me gustaba mucho, porque me aburría ya que -en algunos partidos- pasaba mucho tiempo sin participar del juego. En el tenis estaba constantemente pegándole a la pelota y con bastante facilidad para lo chico que era.

- ¿Sentís que el tenis se ha popularizado o sigue siendo un deporte elitista?
- Puede seguir siendo un deporte elitista pero no tanto como antes; en los ´80 era un ambiente muy cerrado el del tenis, y la gente también era más prejuiciosa en cuanto a los tenistas. Aunque hoy en día siguen habiendo muchos clubes antiguos que mantienen ese elitismo pienso que se popularizó mucho.

- ¿Qué es lo que más te gusta de jugar al tenis?
- Lo que más me gusta es la competencia, la adrenalina de los torneos, y ganar sin duda. Cada semana es un mundo nuevo, lo bueno del tenis, es que tu carrera puede cambiar en uno, dos o tres torneos dependiendo el nivel en el que estés, y eso hace que esté con ganas y motivado cada semana.

- ¿Qué es lo más difícil de ser un profesional en este deporte?
- Hay muchas cosas duras y difíciles en el tenis profesional; a cada uno le afectarán más algunas cosas que a otros: estar lejos de la familia, amigos y pareja. La mayoría de las veces uno está solo y tiene que arreglárselas solo, estés en el país que estés. Cuando hay malas rachas de partidos, muchas derrotas seguidas, uno está sin confianza y todo se vuelve como una arena movediza de la cual cuesta mucho salir, y algunos no logran salir nunca. En mi opinión pienso que eso es lo más difícil: superar ese momento que todos lo tenemos.

- Además de jugar al tenis, ¿estás estudiando?
- No, desde que me empecé a dedicar al tenis profesional dejé el estudio; no podía hacer ambas cosas al mismo tiempo porque me costaba mucho.

- ¿Por qué es importante para un deportista estudiar? ¿Considerás que es necesario estudiar una carrera para ser un deportista profesional?
- En mi opinión no creo que sea necesario. Debe haber muchos que piensan diferente, pero depende de la capacidad o el interés de cada uno en estudiar una carrera. Para algunos puede resultar importante y para otros no; en mi caso no le doy mucha importancia; ni es algo que me quite el sueño; cuando termine mi carrera como tenista lo veré.

- ¿Cómo pensás que será la serie que enfrente a Uruguay y Chile por la Copa Davis?
- Va a ser una serie muy pareja, va a depender también en qué estado llegue Pablo Cuevas, el mejor jugador del equipo, que es muy importante para nosotros. Ellos tienen buenos jugadores acostumbrados a jugar la Copa Davis. Tengo confianza en que se puede ganar. Pienso que va a ser un encuentro emocionante que definirá por poca diferencia.

- ¿Qué sentís al integrar la selección uruguaya de tenis con tan solo 22 años?
- Es algo que disfruto mucho aunque por el momento no tuve tantas participaciones en partidos oficiales, solo en dos encuentros de dobles, cuando se siente más la adrenalina y la responsabilidad que cuando se juega por uno mismo. El apoyo de la gente cuando se juega de local es algo que no se vive en ningún torneo, y hay una motivación extra al jugar la Copa Davis y representar al país: es una linda sensación.

- ¿A qué jugador de la actualidad o del pasado del tenis nacional y mundial admirás?
- Hoy en día, ni más ni menos, que a (Roger) Federer. Me parece un jugador único con muchas variantes. Siempre es entretenido verlo jugar sin importar a quien se enfrente y a que a cada jugador le juega de manera diferente y eso no es nada fácil. Muy pocos lo pueden hacer. También me gustaba mucho Andre Agassi, con la pasión que jugaba y el carisma que tenía; me encantaba.
Del tenis nacional al único que llegue a ver jugar es a (Marcelo) Filippini pero era muy chico, no me acuerdo mucho ni  pude apreciarlo al igual que me pasó con Diego Pérez y Joselo (José Luis) Damiani, que fueron los mejores del país.

- ¿Viviste dentro de una cancha o presenciaste como espectador actos de discriminación durante un partido de tenis?
- No, nunca nadie me faltó el respeto en ese sentido y nunca lo viví de afuera de una cancha.

- ¿Qué sentís al ver que la dupla que representa a la selección israelí de tenis está integrada por un argentino y un uruguayo?
- Sí, son Erlich y Ram. Suele suceder en el deporte que gente que vive muchos años en un país se termina nacionalizando y representándolo. No me llama la atención y no los critico ya que hay varios deportistas que lo hacen.

- ¿Cómo te relacionás con el judaísmo?
- Me relaciono más que nada por mi familia, cuando estoy en Uruguay, por alguna festividad y las tradiciones; no mucho más. No soy muy seguidor de la religión.