Unos diez jóvenes reunidos en el salón de una institución conversan. La charla es entretenida, amistosa y para quien la ve desde afuera podría pensar que se trata de la reunión de un grupo de amigos que se conocen desde hace años y que charlan animadamente sobre aspectos relativos a la religión. Pues bien, en este clima de camaradería y cordialidad funciona el grupo de jóvenes de la Confraternidad Judeo-Cristiana del Uruguay.
Esta institución ecuménica, compuesta por judíos y cristianos, existe desde hace varias décadas pero en el caso de la rama joven funciona desde hace tan solo dos años; su comienzo se dio justamente en las cercanías de Rosh Hashaná.
Uno de los principales promotores de esta iniciativa fue el rabino Alejandro Bloch, ex líder espiritual de la Nueva Congregación Israelita (NCI), quien me convocó con la idea de conformar un grupo de jóvenes judíos, católicos y protestantes que pudieran encontrarse con cierta frecuencia y dialogar sobre temas que eran de interés para ambas religiones.
Y comenzamos a funcionar. En una de las primeras reuniones, realizadas en el local del movimiento juvenil sionista Jazit Hanoar, establecimos nuestro sistema de funcionamiento. Decidimos reunirnos una vez al mes en diferentes instituciones vinculadas a cada una de las religiones (en el caso judío, además de Jazit, nos reunimos en la NCI).
Para cada reunión planteamos un tema para trabajar que lo preparamos todos los participantes. Dialogamos, entre otros, sobre la imagen de Dios, la liturgia, la salvación y el papel de la mujer en la religión.
En ese comienzo y durante todo 2006 concurrimos a las reuniones Gabriel Mizrjai, en ese entonces presidente de la Federación Juvenil Sionista, y yo. Además, en uno de los encuentros participó el secretario general del movimiento juvenil sionista-religioso Bney Akiva, Uriel Edery.
La presencia de Uriel fue importante para el grupo ya que los compañeros católicos y protestantes pudieron ver y escuchar a un judío ortodoxo-sionista que utiliza la kipá (solideo) en su vida diaria.
En los últimos meses también sumó su apoyo al grupo la institución Beit Scoups a través de su Director Ejecutivo, Matías Varón.
Siempre quedó bien en claro en las reuniones que ni judíos, ni protestantes ni católicos opinábamos en representación de nuestros credos y comunidades sino a título personal y con la carga emocional y subjetiva que a cada uno de nosotros nos provocaban los temas que se trataban.
El grupo joven de la Confraternidad se ha consolidado en este tiempo. A mi entender quedan como desafíos para el nuevo año judío que comienza la incorporación de nuevos integrantes judíos al grupo para abarcar a las diferentes posiciones de nuestra comunidad, la realización de actividades académicas abiertas al público y la incorporación de jóvenes musulmanes para así emprender un nuevo camino de diálogo.
1 comentario:
Hola martín, muy bueno el artículo ojala que como vos decís, se puedan estar incorporando nuevos jóvenes judíos en el grupo.
Un abrazo, nos vemos pronto
marcelo, de la confra.
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