Dos jóvenes se abrazan afectuosamente en la entrada de la Parroquia San Juan Bautista de Pocitos luego de finalizada la misa de las siete y media de la tarde. La alegría que se nota en sus rostros por el reencuentro parece hacerlos olvidar el frío nocturno de esta invernal Montevideo. Uno de estos treintañeros “saltó a la fama” hace apenas algunos meses: no es un actor, ni un deportista, ni un modelo, ni un político, sino un religioso.
Durante su oratoria en este encuentro, según uno de los asistentes, el religioso destacó la posibilidad del ser humano de vencer las dificultades que se le presentan mediante su creatividad e imaginación, como en el caso de una estudiante del Liceo Jubilar quien ante su imposibilidad económica de adquirir un papel de calco derramó aceite en un papel común para convertirlo en uno apto para calcar.
Sin embargo, es firme en “defender” a Dios ante la acusación de su responsabilidad en las desgracias y en señalar que son los hombres —y no la deidad— quienes deben ayudar a los más desamparados.
A continuación, el resumen de la entrevista que In situ mantuvo con el sacerdote, quien posee el título de Licenciado en Filosofía y en agosto viajará a Italia para realizar estudios de postgrado.
¿Por qué muchas veces sucede que a la gente mala le va bien y a la buena le va mal? ¿Dios acompaña a todas las personas?
Cuando hablamos de Dios cada uno tiene distintas imágenes de lo que es. Existe el planteo del Dios de justicia distributiva: si sos bueno te premia. A mí me gusta hablar de cuál es mi punto de partida de Dios y cuál es mi experiencia religiosa, porque, para mí, decir Dios es pensar en Jesús.
Y el Todopoderoso se hace débil frente a la libertad del ser humano. La mayoría de las veces, la vida te demuestra que los más justos y santos viven en contextos de adversidades. ¿Qué hizo de malo Jesús? Nada. Y vivió las adversidades más grandes. ¿Por qué? Para mostrarnos que la mayor radicalidad de pobreza es no sentirse amado y que no hay nada que nos pueda separar de ese amor, inclusive cuando todo parece que te está condenando. Dios nunca se separa de nosotros: los que nos separamos somos los unos de los otros. El desafío es ser mejor persona y estar más cerca del otro; no tener tanto miedo a la realidad del que tengo al lado.
¿Y qué sucede con las catástrofes naturales?
Dios no es un solucionador de conflictos. La vida es conflicto. Vivir, crecer, existir es conflicto. La vida es cambio y es ruptura. Todo se vuelve una amenaza o todo se vuelve una oportunidad, el tema es desde dónde encaro la vida. Jesús en la cruz está en conflicto porque le dice a Dios “por qué me abandonaste” pero, al mismo tiempo, “no dejo de creer en ti”. Las catástrofes naturales son como al adolescente que le salen los granos en la cara; para el adolescente eso es el acabose, es su catástrofe. El mundo está en crecimiento, es un organismo vivo no es estático ni muerto. Los imponderables son parte de la existencia.
¿Entonces Dios no ocupa el papel de juez que dicta sentencias?
Todo lo contrario. En este caso yo soy ateo, ya que creo que el Dios justiciero ya fue. Dios quiere ser amigo del ser humano.
¿Existe salvación fuera de la iglesia?
Si tú lees Lumen Gentium (uno de los principales documentos aprobados por el Segundo Concilio Vaticano) en el segundo capítulo, El Pueblo de Dios, se habla de las distintas participaciones en la Iglesia de Cristo y no en la Iglesia Católica. ¿De qué iglesia estamos hablando? Hay muchas formas de participar en el vínculo con Jesús.
¿Aún sin adherir a Jesús hay salvación? ¿También para un agnóstico o un ateo?
Claro. El extra ecclesiam nulla salus (fuera de la Iglesia no hay salvación) significa que sin participar del ministerio de Cristo el hombre no se salva. La salvación es el diálogo, dialogar con Dios, conocerlo y tratarlo como a un amigo. El ser humano conoce a Dios de muchas formas. Si hay alguien que conscientemente “no cree en Dios” pero ama, ya conoce a Dios a través del conocimiento existencial. Salvarse es entrar en comunión con el amor y esa experiencia la tenemos todos. Para la iglesia la salvación es hacer crecer la relación, descubrirme más hijo y más amado.
Hace unos meses le dieron el carnet 60.000 de socio de Peñarol. ¿Cómo se vincula la pasión futbolística con la religiosa?
Desde la fenomenología de la religión, los deportes tienen un carácter simbólico-religioso. De ninguna manera Peñarol es mi Dios. La vida es para celebrarla y el deporte también. El fútbol es espectacular como deporte y como pasión pero todo en su justo término.
¿A los fanáticos del deporte se los puede comparar con los fanáticos religiosos?
El fanatismo quiere poner sus ideas por sobre todas las demás y eso está mal, inclusive cuando se trata del fanatismo cristiano.
¿Es bueno que existan dogmas y verdades absolutas para las religiones?
Los dogmas son las columnas vertebrales de un organismo viviente. El dogma es un camino a transitar que te lleva a una experiencia de libertad. Nunca es un fin, es un medio para vivir un fin que es el encuentro con Dios y con tu hermano. El dogma es la forma de vehiculizar ese encuentro. ¿Cuál es el dogma del judaísmo? Shemá Israel (Biblia, libro de Deuteronomio, 6:4). Shemá significa “escucha”, de que Dios es uno solo y es lo absoluto, por lo tanto no “absolutices” nada debajo de él, porque cuando vos “absolutizás” ya mataste.
¿Participa en el diálogo interreligioso?
Mi abuelo es judío. Tengo primos que son rabinos Lubavitch [una de las corrientes de la ortodoxia judía], por lo tanto llevo en mi sangre al diálogo interreligioso. No puedo no ser interreligioso [se ríe].
¿Y con los musulmanes?
No tengo contacto pero me fascinaría. Con los judíos lo hago por un tema familiar y natural; lo siento en la sangre.
¿Y con otras corrientes cristianas?
Soy muy amigo de pastores evangélicos.
¿También con los neopentecostales de Dios es Amor?
Que vaya tanta gente denota nuestras carencias. Entonces, en lugar de criticarlos, ¿por qué no me critico a mí mismo por lo que no estoy haciendo?
¿Estudió alguna carrera universitaria?
Sí, tengo una licenciatura en Filosofía que obtuve en la Universidad de Montevideo pero lo más fundamental en mi vida es querer ser Gonzalo, quien optó por ser cura y quiere ayudar a los otros a vivir esa experiencia que el vivió con Dios.
¿Siente que es famoso?
No, para nada, y quiero seguir siendo el mismo de siempre.
¿Qué reflexión le merece la baja votación en el referéndum vinculado a la ley de interrupción voluntario del embarazo, siendo que usted convocó a votar mediante un spot publicitario?
Para la mayoría de la gente no era una prioridad. Hay que empezar a pensar cuáles son nuestras prioridades y comenzar a trabajar en ellas. Hay que investigar por qué la gente no votó. Yo quiero conocer a mi gente sin juzgarla ni criticarla. Mi insistencia para que la gente votara era para que después todos decidieran y por eso quería que se llegara al porcentaje necesario para habilitar otra instancia.
Usted participa en las redes sociales. ¿Se cuida de lo que dice?
En las redes sociales soy como en mi vida: nunca insultar ni agraviar a nadie; al revés, buscar el lado positivo de las cosas.
¿Y qué opina de quienes cuentan sus intimidades por las redes sociales?
La gente tiene necesidad de tener amigos.
¿Aunque sean virtuales?
Hay algo que nos está diciendo de nuestra forma de vincularlos. Tenemos que aprender a ser más humildes, lo cual significa compartir más tiempo con los demás. A veces optamos por estar en Youtube y no ir a tomar un mate con un amigo. Esto nos genera el sentimiento de soledad. Tenemos que ser conscientes de que somos limitados y la limitación es algo positivo. Qué lindo que es cuando necesito a otro, no como un esclavo sino como mi complemento.
¿Siente la necesidad de tener una pareja del sexo opuesto?
Lo que no tengo es sexo genital con mujeres pero me siento muy acompañado. Yo tengo relaciones de intimidad con mucha gente pero de ahí a que vaya a la cama es otra cosa. Mi deseo sexual lo aplico en todo lo que hago. Yo no puedo hacer cosas sino desde mi ser hombre. Mi vitalidad trato de regalársela a los demás. Eso es lo sexual, la vitalidad, ser generador de vida. Eso es ser sexuado para mí: reproducirme no desde lo biológico sino desde lo religioso y lo social.
Yo no lo veo como una prohibición sino como una opción. Yo opté por ser cura; nadie me obligó. Así como la monogamia es para la sociedad un parámetro cultural, el celibato para mi es un parámetro cultural dentro de mi cultura religiosa.
¿Cuál es su opinión sobre el matrimonio homosexual?
En materia civil hay que darle garantías a quienes viven en la República Oriental del Uruguay tomando en cuenta una escala de valores culturales. La unión igualitaria es un tema legal. No creo que todo lo legal tenga que ser ético ni todo lo ético tiene por qué ser legal.
¿Entonces cree que civilmente hay que darle una solución a los homosexuales?
Sí, aunque es diferente al tema del aborto. Una cosa es lo que yo opto a lo largo de mi vida, por ejemplo, en la libertad que tengo para casarme, y otra cosa es cuando me creo con el derecho de determinar si una vida es válida o no es válida.
¿Está de acuerdo con el sexo prematrimonial?
La vida no se divide en bueno o malo. La Iglesia lo que propone es: “bo, qué la vida no sea un touch and go. Loco, cuidate, valorate, el sexo es algo bueno pero no somos animales que necesitamos y acabamos”. Hay que aprender a ser pareja y que no sea todo un “viva la pepa”; que no me dé lo mismo hoy acostarme con uno y mañana con otro. Lo que la Iglesia quiere evitar es el “use y tire”, porque después te terminás sintiendo un producto más de todo un sistema y vos sos valioso. La Iglesia está en contra de que te dé lo mismo tu vida o la vida del otro; de que te sientas un producto que satisface necesidad de terceros, porque después nos sentimos solos y, ¿cómo no nos vamos a sentir solos si sos un “toque y pase” de muchos o muchas? Hay que apuntar a las relaciones profundas y con sentido. Pasar de ser algo a ser alguien.
¿Qué hace para ayudar a sus fieles cuando le plantean temas emocionalmente complejos?
A los psicólogos los llaman los curas del siglo XX. Muchas veces es necesaria la intervención de un psiquiatra o de un psicólogo, y en esos caso yo derivo enseguida a la persona. Hay que aprender a descubrir lo que uno puede y no puede. A veces ayudar es decir “no puedo acompañarte porque no sé”. Y otras veces es escuchar, porque la escucha es el don más precioso que hay.
Este artículo fue escrito por Martín Kalenberg en exclusiva para In situ.
Kalenberg es licenciado en comunicación Periodística por la Universidad ORT Uruguay, título que obtuvo en el año 2004. Además, integró la rama joven de la Confraternidad Judeo-Cristiana del Uruguay.