22 dic 2022

La amenaza

Un cuento corto escrito por Martín Kalenberg


Sandra era hija única. Tenía 8 años y pasaba con su padre, Ildefonso, un fin de semana por medio en el pequeño apartamento de la calle Julián Menéndez.


La niña le tenía mucho miedo a la oscuridad y le preocupaba el hecho de que no hubiera cámaras en el viejo edificio del barrio Pinerolo.


Su padre la tranquilizaba mediante una aseveración que a ella la hacía reír tanto como la tranquilizaba: "si alguien entra a esta casa, lo voy a cagar a piñazos y lo voy a echar a patadas en el culo".


El principal causante de estos traumas era Bernardo, un vecino de la madre de la niña, que tenía amenazados al padre y a su hija, un odio alimentado por las calumnias esparcidas por Mariana, la ex esposa de Ildefonso.


La precaución que Ildefonso y Sandra habían tomado era cerrar, al irse a dormir, la única ventana y puerta del apartamento, pero aun así vivían preocupados.


Los fines de semana que compartían transcurrían entre juegos de naipes y de caja, ricas comidas, películas y también YouTube.


El vínculo entre padre e hija se había ido afianzando con el paso del tiempo, pero aún la pequeña extrañaba mucho a su madre cada vez que se separaba de ella.


Ildefonso hacía todos los intentos para que Sandra no extrañara y, generalmente, lo lograba, aunque no se trataba de una tarea fácil.


El juego infantil de Sandra hacía que su padre se preocupara por el crecimiento intelectual de la niña, pero los psicólogos le decían que era un comportamiento normal ante una situación de crisis e incertidumbre como lo era una separación.


Era un sábado de noche, cuando después de escuchar y bailar Waka Waka, la canción oficial del Mundial de Sudáfrica 2010, ambos decidieron que ya era hora de irse a dormir.


Apenas habían pasado las 22:00 de una cálida noche de enero y el aire acondicionado estaba prendido a todo lo que daba. Sandra se fue a su cuarto e Ildefonso al suyo. Ambos estaban muy cansados.


De pronto, en medio de la noche, se oyeron pasos en el cuarto piso del antiguo edificio. Ildefonso, casi como un zombi, se acercó a la puerta, vio una sombra y se asustó.


No quería que Sandra se despertara, por lo cual se manejó con mucho sigilo. Supuso que era el corpulento Bernardo quien los estaba acechando.


Pasaron unos minutos, que fueron de mucha tensión para Ildefonso, cuando el violento de Bernardo empezó a derribar con un hacha la puerta de entrada al departamento.


La lucha fue encarnizada. Ildefonso recordó todas las enseñanzas del profesor de lucha Llubito Ferro (como Óscar, el exarquero aurinegro) y se defendió como un león para después contraatacar.


Finalmente, con un gancho de derecha, Ildefonso pudo noquear a su rival y enemigo. En ese momento, Sandra se despertó y corrió para abrazar a su papá.


El calvario había terminado.


No hay comentarios.: