5 feb 2023

La vara ética

Carolina y Adrián eran amigos, compañeros de banco, de estudios y de correrías hasta que el tiempo los separó. Y todo por la vara ética.


Ambos integraban el staff del club de bochas Citizen (que contaba con el auspicio de la reconocida marca de relojes japonesa) fundado por Ernesto, doctor en bochas por la Universidad de Salamanca, por aquello de que lo que natura non da…


La carrera meteórica de Adrián lo había llevado a ser el intendente de asuntos medioambientales del club. Su función básica era estudiar y buscar soluciones a las heces que canes y felinos dejaban en la prolija cancha del Citizen.


Por su parte, Carolina era la encargada de las relaciones institucionales e internacionales del club y había conseguido lograr importantes convenios con instituciones de la vecina orilla.


Pero dos sujetos malnacidos quisieron y lograron arruinar la reputación del club:  Alejandro y Sebastián. Y claro, había que buscar un culpable, o mejor dicho, una culpable.


A Adrián no se le ocurrió mejor idea que responsabilizar a Carolina e hizo una efectiva campaña para que la echaran del club. Lo logró.


Mientras tanto, Pedro, un histórico al que muchos le piden que vuelva al club, salió en defensa de su amiga Carolina y condenó la actitud de Franciso, el presidente del Citizen.


Carolina no se quedó a atrás y le “pegó” a Adrián desde las redes sociales: “Levantaron tanto la vara ética, que pasan por abajo”, le espetó luego de que se conociera de que este no era realmente un entrenador de bochas aprobado por la asociación de directores técnicos de la disciplina, aunque él afirmaba que sí tenía el título.


“Duros con los de abajo, tibios con el de arriba”. Este fue el cuestionamiento de Carolina para la directiva del Citizen por el comportamiento dispar que estaban teniendo.


El galeno Arnoldo, quien estaba al tanto de este insuceso, recordó una enseñanza de la tradición judía: “un sabio vio una calavera flotando sobre el agua y le dijo: ´por haber ahogado a otros, ahora te ahogaron a vos`”.

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