Los integrantes de la asociación de vecinos del barrio Pinerolo organizaban un almuerzo todos los sábados a mediodía en el Mardoqueo F.C. En cada encuentro se generaba una nueva polémica. Pero llegó el día en que Ildefonso perdió la paciencia.
En un frío sábado de julio, durante esta comida denominada “kidu chito” en honor al renombrado filósofo Kidu Chito Chabbat, había enfrentado al liberal de Ildefonso con un grupo de reaccionarios y dogmáticos conocidos como los tradicionalistas.
El conflicto detonó cuando a Ildefonso no lo dejaron sentarse al lado de su compañera, doña Haydé De Los Santos, debido a que la tradición de la asociación no lo permitía so pena de muerte.
“¿So pena de muerte?”, preguntó indignado Ildefonso. “Sí, le respondieron”. Adujeron, como argumento, una vieja canción del grupo musical “Las Tías” que rezaba así: “las nenas con las nenas, los nenes con los nenes”.
Para muchos de los asistentes al almuerzo, la letra de esa milenaria música era una verdad revelada.
Aun así, Ildefonso no quería dar el brazo a torcer. Era un vasco testarudo y aguerrido.
Se dirigió a la mesa donde estaba el presidente de la agrupación, el administrador Inocencio Galindez, para increparlo por la inflexibilidad de las reglas de la asociación.
Galindez, mientras masticaba un sándwich de miga relleno de queso vegano, respondió a Ildefonso de forma furibunda: “si no te gusta, no vengas más, reformista”, en referencia al viejo grupo de reformistas de la asociación que querían terminar con todo tipo de dogma.
“La asociación sigue siendo la misma. El que cambiaste fuiste vos, Ildefonso”, le espetó.
Estuvieron a punto de tomarse a golpes de puño, pero el bueno del jurista Armando los separó. “Pero muchachos”, les dijo, “no se dan cuenta que hay cosas más importantes en la vida. Lo que pasa es que ustedes quieren controlar todo, pero eso no se puede”.
Estas palabras no lograron tranquilizar a los dos oponentes. “¿A ver si sabés lo que es un hápax legómenon, ignorante?”, contraatacó Ildefonso, a lo que Inocencio respondió: “¿Y a quién mierda le importa lo que es un harapo legañudo?”.
A los dos días, ya más tranquilo, Ildefonso recordó la frase del viejo caudillo, Natalio Lores, quien lleva el mismo apellido que el ex Nacional y Peñarol: “hay batallas que vale la pena dar, y otras que no. Lo difícil es darse cuenta cuál es cuál”.
Además, le sirvió mucho leer lo que su amigo Nitram había tuiteado: “Que las diferencias ideológicas no te lleven a alejarte de la gente que apreciás”.
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