El académico señaló
al portal web del CCIU que posee “un
sentimiento de pertenencia” y un “gran afecto” por muchas de las tradiciones
del pueblo judío.
- ¿Cuál es la forma más simple y comprensible de definir
a la Biofísica?
- Es una disciplina
que introduce los métodos intelectuales y experimentales de la física en la
investigación de problemas biológicos.
- ¿Por qué se interesó por esta especialidad científica?
- Mi interés nació
cuando entendí la capacidad de la Biofísica para integrar disciplinas diversas,
pero completamente imprescindibles para explorar algunos de los más candentes
problemas de la biología actual. Por otra parte, las propias fronteras de la Biofísica
son difusas y eso es una ventaja para personas con intereses amplios. Esta
ciencia incluye desde áreas de la Bioquímica (yo me formé en el dominio de la Enzimología,
una rama de la Bioquímica) hasta las actuales teorías neurocomputacionales
(área a la que me dedico actualmente), así como muchos otros aspectos como las
propiedades de las membranas celulares o la contracción muscular o la física de
la circulación sanguínea, entre otros tópicos.
- Su formación académica combina la Medicina, la Biología,
la Biofísica y las Matemáticas. ¿Cuál de ellas es la que más le apasiona? ¿Cómo
combina todos estos conocimientos a la hora de investigar?
- En mi caso, transpuesto
el período inicial de formación, me han apasionado los problemas a los que me
he dedicado. En este marco, los instrumentos culturales y técnicos provenientes
de mi formación son utilizados según lo requiera el problema. Al comienzo,
cuando era estudiante, fue mi admiración por la Física y la Matemática, junto a
una profunda atracción por los misterios de la mente humana, lo que guió mis
intereses y mis estudios. Pero quiero señalar que fue en la Bioquímica donde
tuve mi mejor escuela científica. Muy tempranamente (por 1969) tuve la fortuna
de poder ser docente de clases prácticas en el Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de
la Universidad de la República, cuando era profesor Israel Korc a quien mucho le
debo. Estaban allí también científicos magistrales como Eugenio Prodanov y
Mario Calcagno, quien se convirtió finalmente en mi mentor y en sus
investigaciones en Enzimología aprendí procedimientos intelectuales básicos que
siguen guiándome, aunque ese ya no es mi tema central de interés.
- En el libro “Certidumbres, Incertidumbres, Caos”, usted
y el doctor Luis Acerenza publicaron el artículo “Origen, evolución y destino
de la vida en la Tierra”,
en el que plantean la hipótesis de que la especie humana dejará de existir en
millones de años, ¿cuáles son los fundamentos para esta afirmación?
- Esa hipótesis o
conjetura sobre el futuro (obviamente no demostrable) es una típica reflexión
biológica que nace de la constatación empírica de que en la evolución de la
vida en la Tierra,
ninguna especie parece a salvo de la extinción.
- ¿Hay formas de prevenir este futuro nefasto?
- Los progresos en
las ciencias médicas, y en particular en la prevención de enfermedades
trasmisibles, ya han sido uno de los procedimientos extraordinarios de nuestra
especie para preservarse a si misma de eventos catastróficos. Todo lo que la Medicina
y la Epidemiología puedan avanzar va a ayudar a prevenir catástrofes
potenciales ligadas a nuestras interacciones con otros seres vivos como son los
agentes infecciosos. Mi época fue testigo de la erradicación de la viruela y de
la casi erradicación de las trágicas epidemias de poliomielitis. Tras estos
hechos extraordinarios está el desarrollo de la virología y la elaboración de
vacunas. Años antes, el advenimiento de los antibióticos nos dio un instrumento
fundamental para proteger la vida humana.
Muchos eventos
catastróficos —intrínsecos a las condiciones de nuestro planeta o ligados a
objetos astronómicos con los que pudiésemos colisionar— pueden anular las
condiciones físicas compatibles con nuestra supervivencia y favorecer la
expansión de otras especies biológicas que se adapten a esos nuevos ambientes.
Pero si los humanos usamos nuestra inteligencia para desarrollar nuestra
ciencia y nuestra tecnología podemos alejar lo más posible la llegada de ese
momento. Hoy los astrónomos vigilan a los objetos procedentes del espacio
exterior y preparan defensas en caso de colisiones peligrosas (un asunto muy
explotado por el cine).
Por otra parte, los
geofísicos y muchos científicos de disciplinas relacionadas, tratan de
comprender las complejas condiciones que determinan la variabilidad del clima
terrestre (aunque este es un tema que no sigo de cerca, creo que sigue sin
consensos a pesar de la intensa publicidad mediática sobre el calentamiento
global).
También el estudio
profundo de la fertilidad de suelos, y la selección o creación de plantas
genéticamente adaptadas para crecer en condiciones que son adversas para los
cultivos comunes, son áreas de intensa actividad científica. Esos desarrollos
en las técnicas de cultivo serán cruciales para impedir que los humanos sufran
catástrofes como las vergonzosas hambrunas que afectan tan seguido a los
sufridos pueblos de África oriental (precisamente los pueblos de los que
presumiblemente todos nosotros derivamos y, por ende, nuestros más venerables
antepasados).
Finalmente, las
investigaciones en temas completamente fundamentales de la física de
partículas, como la búsqueda de procedimientos controlados de fusión nuclear,
pueden —en caso en que tengan éxito— generar fuentes de energía extraordinariamente
rendidoras y liberarnos de las crisis de producción energética en que estamos
sumergidos hoy día. Este éxito de la Física abriría notables horizontes para
nuestra especie incluyendo la posibilidad realista de propagarse a otros
cuerpos celestes y crear colonias que mantengan viva y expandan nuestra
cultura. Esto último lo comento para dar una prueba fehaciente de la ingenuidad,
o incluso puerilidad, de las ilusiones que los científicos solemos tener, y que
en absoluto nos avergüenzan pues estas ilusiones son un motor de búsquedas que
muchas veces tienen inesperados éxitos.
- En este sentido, ustedes mencionan que hay que mantener
al máximo la variedad de "desempeños culturales en el interior de nuestra
especie". ¿Cómo se logra la variedad de desempeños culturales? ¿Con el
multiculturalismo?
- Ese comentario va
en el sentido de mantener al máximo las posesiones culturales que hay tras los
desempeños profesionales diversos, desde los de un panadero o un topólogo hasta
los de un profesor de urdú, e incluyendo las profesiones científicas, las
artísticas, el arte de la política, entre otras. La razón es profunda y no
puedo expandirla aquí.
Muchos
investigadores la han expuesto, en particular William Ross Ashby, un psiquiatra
inglés que fue uno de los padres de la cibernética y que durante la década de
1950 la enunció con el nombre de “Ley de la Variedad Necesaria”
(yo he expuesto estas ideas de Ashby en el capítulo 2 de un pequeño libro
llamado “El Segundo Secreto de la
Vida”, que editó Trilce en Montevideo). La idea básica de
Ashby, es que la capacidad de sobrevivir de un sistema complejo (como somos los
humanos) depende de un repertorio de repuestas que pueda anticipar desempeños
novedosos ante condiciones del ambiente que resulten inesperadas.
Por ejemplo,
irrumpe una enfermedad respiratoria de notable gravedad y facilidad de
propagación, como la epidemia de SARS que afectó sobre todo a Hong Kong y regiones
de Canadá entre fines de 2002 y comienzos de 2003, y la ciencia de la
epidemiología logra activar rápidamente procedimientos que confinan la
propagación del virus y evitan la propagación de la epidemia. Y este gran éxito
que quizá salvó millones de vidas humanas precedió a la caracterización del
virus por biología molecular y a la construcción de alguna vacuna eficaz. La
crisis provocada por ese virus fue una agresión inesperada del ambiente y la
cultura humana poseía los recursos (en esa ciencia que es la Epidemiología)
para tomar medidas útiles para defender nuestra especie.
Quiero señalar que
esa variedad mencionada está abismalmente lejana de los relativismos
culturales. Se trata aquí de los conocimientos probados por la racionalidad, y
no de las imposiciones que sobre la naturaleza del mundo trata de realizar la
voluntad de los poseedores de diversas clases de creencias. Datos técnicos
sobre fantasiosos avistamientos de ovnis no son parte del repertorio al que
aludo, aunque sí lo son los datos sobre la sociología y la psicología de los
creyentes en estos avistamientos.
- ¿El ser humano se encamina hacia una tecnificación
extrema y pérdida de su individualidad y singularidad?
- Sin duda respondo
que de no mediar alguna catástrofe imprevisible la tendencia a la tecnificación
continuará. En cuanto a la pérdida de la individualidad, no puedo hacer
predicciones pero sí expresar la esperanza que la inteligencia humana logre
compatibilizar las complicadas redes de comunicación en las que estamos
crecientemente sumergidos con la preservación de la singularidad y la intimidad
de los individuos. Lograr esta compatibilidad es sin duda uno de los mayores
desafíos de estos tiempos que corren.
- En un artículo publicado en el diario "El
País" usted comparó el funcionamiento de la mente humana a los buscadores
de Internet. ¿Por qué?
- La raíz de la
comparación está en modelos matemáticos sobre los procedimientos de buscar información
en memorias biológicas desarrollados a comienzos de la década de 1970, y su
similitud formal con modelos matemáticos creados en otro contexto por
investigadores de las ciencias de la computación interesados en la obtención de
documentos alojados en extensas bases de datos guardadas en las memorias de las
computadoras (por ejemplo la información guardada en las máquinas que integran la Internet). El cerebro de
los animales complejos no almacena ni codifica la información del mismo modo
que lo hacen los computadores. Sin embargo, los dos tipos de modelo matemático de
búsqueda de datos muestran sorprendentes analogías matemáticas.
Hace unos años
realizamos, con mis colegas de la Sección
Biofísica de la
Facultad de Ciencias, algunos trabajos en que exploramos las
razones de estas analogías. Resumiendo
quizá excesivamente diría que los científicos de la computación se vieron
confrontados a un problema técnico que los llevó a inventar métodos de búsqueda
de información en sistemas artificiales (como son las redes e computadoras),
similares a los que la
Naturaleza instaló en el cerebro de los seres humanos.
Esta similitud
matemática se advierte sólo en el nivel de observación relativamente global,
pero desaparece si se enfocan los detalles, dónde los modos de funcionar de las
memorias instaladas en redes de neuronas son diferentes de los utilizados en
las memorias de computadoras. Es una analogía interesante porque ayuda a
comprender mejor tanto lo que realizan los métodos de los ingenieros, como las
propiedades de los modelos matemáticos de memorias biológicas. Este es un
dominio donde la investigación básica sobre cómo funciona el cerebro de los
humanos puede interaccionar constructivamente (aportando y recibiendo ideas y métodos)
con las invenciones tecnológicas requeridas por esta especie de “era de la
información” en que estamos.
- En su ficha dentro del sitio web de la ANII usted describe, dentro
de su área de estudio, las investigaciones realizadas acerca de un "modelo
de memoria neural fuertemente inspirado en la cibernética". ¿Cuál es la
relación entre la memoria humana y la cibernética?
- La cibernética
fue un movimiento científico que nació a fines de la década de 1940, que
exhibió diversas tendencias, y cuyo motivo central fue buscar leyes compartidas
entre los seres vivos considerados como complejas máquinas naturales, y las
máquinas artificiales que los tecnólogos construían. De ese movimiento nacieron
intentos de comprender los mecanismos subyacentes a las actividades
intelectuales de los humanos, y también un sostenido uso de los procedimientos
matemáticos para intentar capturar aspectos relevantes de la complejidad biológica.
El psiquiatra Ashby fue uno de los fundadores de este movimiento, y su
motivación estaba en las dificultades de las ciencias médicas para comprender
la naturaleza de las enfermedades mentales. La moderna teoría matemática de las
redes neuronales nació a principios de la década de 1940 y estuvo asociada al
movimiento de la cibernética. Hoy en día, la cibernética está tan incorporada a
la realidad tecnológica que pasa desapercibida pero señalo que la biología fue
su inspiración básica. No se trató de “maquinizar” a los seres vivos sino más
bien lo opuesto: “biologizar” a las máquinas. La moderna teoría de las redes
neuronales es heredera de esa tendencia que inauguró la cibernética, y en esta
teoría la investigación sobre la naturaleza de las memorias biológicas, y en
especial sobre la memoria de los seres humanos, ocupa un lugar destacado.
- ¿Cree en Dios?
- He tratado de
creer desde mi infancia pero sigo sin lograrlo. Tengo un gran respeto por
quienes tiene la fortuna de poder creer. En cambio tengo gran aprehensión por las
consecuencias de ciertas creencias religiosas que llevan a la intolerancia y a
la devaluación de lo humano.
- ¿Cuál es su vínculo con el judaísmo?
- Poseo un
sentimiento de pertenencia y un gran afecto por muchas de sus tradiciones.
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