23 nov 2011

Biofísico Eduardo Mizraji: tengo la "esperanza que la inteligencia humana logre compatibilizar las complicadas redes de comunicación con la preservación de la singularidad y la intimidad de los individuos"

La mente humana y los procesadores de los computadores son más similares de lo que creemos. Tal es así que “los científicos de la computación se vieron confrontados a un problema técnico que los llevó a inventar métodos de búsqueda de información en sistemas artificiales (como son las redes y computadoras), similares a los que la Naturaleza instaló en el cerebro de los seres humanos (…) no se trató de ´maquinizar` a los seres vivos sino más bien lo opuesto: ´biologizar` a las máquinas”, explicó Eduardo Mizraji, de 62 años de edad,  doctorado en Medicina (por la Universidad de la República) y máster en Matemáticas por la Universidad de París 5. 

Desde 1990 es director de la Sección Biofísica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República. Su prolífica producción académica comenzó en 1980. Actualmente se dedica a la investigación en el área de las teorías neurocomputacionales.

El académico señaló al portal web del CCIU que posee “un sentimiento de pertenencia” y un “gran afecto” por muchas de las tradiciones del pueblo judío. 
 
- ¿Cuál es la forma más simple y comprensible de definir a la Biofísica? 
 
- Es una disciplina que introduce los métodos intelectuales y experimentales de la física en la investigación de problemas biológicos.

- ¿Por qué se interesó por esta especialidad científica? 
 
- Mi interés nació cuando entendí la capacidad de la Biofísica para integrar disciplinas diversas, pero completamente imprescindibles para explorar algunos de los más candentes problemas de la biología actual. Por otra parte, las propias fronteras de la Biofísica son difusas y eso es una ventaja para personas con intereses amplios. Esta ciencia incluye desde áreas de la Bioquímica (yo me formé en el dominio de la Enzimología, una rama de la Bioquímica) hasta las actuales teorías neurocomputacionales (área a la que me dedico actualmente), así como muchos otros aspectos como las propiedades de las membranas celulares o la contracción muscular o la física de la circulación sanguínea, entre otros tópicos. 

- Su formación académica combina la Medicina, la Biología, la Biofísica y las Matemáticas. ¿Cuál de ellas es la que más le apasiona? ¿Cómo combina todos estos conocimientos a la hora de investigar? 
 
- En mi caso, transpuesto el período inicial de formación, me han apasionado los problemas a los que me he dedicado. En este marco, los instrumentos culturales y técnicos provenientes de mi formación son utilizados según lo requiera el problema. Al comienzo, cuando era estudiante, fue mi admiración por la Física y la Matemática, junto a una profunda atracción por los misterios de la mente humana, lo que guió mis intereses y mis estudios. Pero quiero señalar que fue en la Bioquímica donde tuve mi mejor escuela científica. Muy tempranamente (por 1969) tuve la fortuna de poder ser docente de clases prácticas en el Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, cuando era profesor Israel Korc a quien mucho le debo. Estaban allí también científicos magistrales como Eugenio Prodanov y Mario Calcagno, quien se convirtió finalmente en mi mentor y en sus investigaciones en Enzimología aprendí procedimientos intelectuales básicos que siguen guiándome, aunque ese ya no es mi tema central de interés. 

- En el libro “Certidumbres, Incertidumbres, Caos”, usted y el doctor Luis Acerenza publicaron el artículo “Origen, evolución y destino de la vida en la Tierra”, en el que plantean la hipótesis de que la especie humana dejará de existir en millones de años, ¿cuáles son los fundamentos para esta afirmación? 
 
- Esa hipótesis o conjetura sobre el futuro (obviamente no demostrable) es una típica reflexión biológica que nace de la constatación empírica de que en la evolución de la vida en la Tierra, ninguna especie parece a salvo de la extinción. 

- ¿Hay formas de prevenir este futuro nefasto? 
 
- Los progresos en las ciencias médicas, y en particular en la prevención de enfermedades trasmisibles, ya han sido uno de los procedimientos extraordinarios de nuestra especie para preservarse a si misma de eventos catastróficos. Todo lo que la Medicina y la Epidemiología puedan avanzar va a ayudar a prevenir catástrofes potenciales ligadas a nuestras interacciones con otros seres vivos como son los agentes infecciosos. Mi época fue testigo de la erradicación de la viruela y de la casi erradicación de las trágicas epidemias de poliomielitis. Tras estos hechos extraordinarios está el desarrollo de la virología y la elaboración de vacunas. Años antes, el advenimiento de los antibióticos nos dio un instrumento fundamental para proteger la vida humana. 
 
Muchos eventos catastróficos —intrínsecos a las condiciones de nuestro planeta o ligados a objetos astronómicos con los que pudiésemos colisionar— pueden anular las condiciones físicas compatibles con nuestra supervivencia y favorecer la expansión de otras especies biológicas que se adapten a esos nuevos ambientes. Pero si los humanos usamos nuestra inteligencia para desarrollar nuestra ciencia y nuestra tecnología podemos alejar lo más posible la llegada de ese momento. Hoy los astrónomos vigilan a los objetos procedentes del espacio exterior y preparan defensas en caso de colisiones peligrosas (un asunto muy explotado por el cine). 

Por otra parte, los geofísicos y muchos científicos de disciplinas relacionadas, tratan de comprender las complejas condiciones que determinan la variabilidad del clima terrestre (aunque este es un tema que no sigo de cerca, creo que sigue sin consensos a pesar de la intensa publicidad mediática sobre el calentamiento global). 

También el estudio profundo de la fertilidad de suelos, y la selección o creación de plantas genéticamente adaptadas para crecer en condiciones que son adversas para los cultivos comunes, son áreas de intensa actividad científica. Esos desarrollos en las técnicas de cultivo serán cruciales para impedir que los humanos sufran catástrofes como las vergonzosas hambrunas que afectan tan seguido a los sufridos pueblos de África oriental (precisamente los pueblos de los que presumiblemente todos nosotros derivamos y, por ende, nuestros más venerables antepasados). 
 
Finalmente, las investigaciones en temas completamente fundamentales de la física de partículas, como la búsqueda de procedimientos controlados de fusión nuclear, pueden —en caso en que tengan éxito— generar fuentes de energía extraordinariamente rendidoras y liberarnos de las crisis de producción energética en que estamos sumergidos hoy día. Este éxito de la Física abriría notables horizontes para nuestra especie incluyendo la posibilidad realista de propagarse a otros cuerpos celestes y crear colonias que mantengan viva y expandan nuestra cultura. Esto último lo comento para dar una prueba fehaciente de la ingenuidad, o incluso puerilidad, de las ilusiones que los científicos solemos tener, y que en absoluto nos avergüenzan pues estas ilusiones son un motor de búsquedas que muchas veces tienen inesperados éxitos.

- En este sentido, ustedes mencionan que hay que mantener al máximo la variedad de "desempeños culturales en el interior de nuestra especie". ¿Cómo se logra la variedad de desempeños culturales? ¿Con el multiculturalismo? 
 
- Ese comentario va en el sentido de mantener al máximo las posesiones culturales que hay tras los desempeños profesionales diversos, desde los de un panadero o un topólogo hasta los de un profesor de urdú, e incluyendo las profesiones científicas, las artísticas, el arte de la política, entre otras. La razón es profunda y no puedo expandirla aquí. 

Muchos investigadores la han expuesto, en particular William Ross Ashby, un psiquiatra inglés que fue uno de los padres de la cibernética y que durante la década de 1950 la enunció con el nombre de “Ley de la Variedad Necesaria” (yo he expuesto estas ideas de Ashby en el capítulo 2 de un pequeño libro llamado “El Segundo Secreto de la Vida”, que editó Trilce en Montevideo). La idea básica de Ashby, es que la capacidad de sobrevivir de un sistema complejo (como somos los humanos) depende de un repertorio de repuestas que pueda anticipar desempeños novedosos ante condiciones del ambiente que resulten inesperadas. 
 
Por ejemplo, irrumpe una enfermedad respiratoria de notable gravedad y facilidad de propagación, como la epidemia de SARS que afectó sobre todo a Hong Kong y regiones de Canadá entre fines de 2002 y comienzos de 2003, y la ciencia de la epidemiología logra activar rápidamente procedimientos que confinan la propagación del virus y evitan la propagación de la epidemia. Y este gran éxito que quizá salvó millones de vidas humanas precedió a la caracterización del virus por biología molecular y a la construcción de alguna vacuna eficaz. La crisis provocada por ese virus fue una agresión inesperada del ambiente y la cultura humana poseía los recursos (en esa ciencia que es la Epidemiología) para tomar medidas útiles para defender nuestra especie. 

Quiero señalar que esa variedad mencionada está abismalmente lejana de los relativismos culturales. Se trata aquí de los conocimientos probados por la racionalidad, y no de las imposiciones que sobre la naturaleza del mundo trata de realizar la voluntad de los poseedores de diversas clases de creencias. Datos técnicos sobre fantasiosos avistamientos de ovnis no son parte del repertorio al que aludo, aunque sí lo son los datos sobre la sociología y la psicología de los creyentes en estos avistamientos. 
 
- ¿El ser humano se encamina hacia una tecnificación extrema y pérdida de su individualidad y singularidad?

- Sin duda respondo que de no mediar alguna catástrofe imprevisible la tendencia a la tecnificación continuará. En cuanto a la pérdida de la individualidad, no puedo hacer predicciones pero sí expresar la esperanza que la inteligencia humana logre compatibilizar las complicadas redes de comunicación en las que estamos crecientemente sumergidos con la preservación de la singularidad y la intimidad de los individuos. Lograr esta compatibilidad es sin duda uno de los mayores desafíos de estos tiempos que corren. 
 
- En un artículo publicado en el diario "El País" usted comparó el funcionamiento de la mente humana a los buscadores de Internet. ¿Por qué?

- La raíz de la comparación está en modelos matemáticos sobre los procedimientos de buscar información en memorias biológicas desarrollados a comienzos de la década de 1970, y su similitud formal con modelos matemáticos creados en otro contexto por investigadores de las ciencias de la computación interesados en la obtención de documentos alojados en extensas bases de datos guardadas en las memorias de las computadoras (por ejemplo la información guardada en las máquinas que integran la Internet). El cerebro de los animales complejos no almacena ni codifica la información del mismo modo que lo hacen los computadores. Sin embargo, los dos tipos de modelo matemático de búsqueda de datos muestran sorprendentes analogías matemáticas. 
 
Hace unos años realizamos, con mis colegas de la Sección Biofísica de la Facultad de Ciencias, algunos trabajos en que exploramos las razones de estas analogías.  Resumiendo quizá excesivamente diría que los científicos de la computación se vieron confrontados a un problema técnico que los llevó a inventar métodos de búsqueda de información en sistemas artificiales (como son las redes e computadoras), similares a los que la Naturaleza instaló en el cerebro de los seres humanos. 

Esta similitud matemática se advierte sólo en el nivel de observación relativamente global, pero desaparece si se enfocan los detalles, dónde los modos de funcionar de las memorias instaladas en redes de neuronas son diferentes de los utilizados en las memorias de computadoras. Es una analogía interesante porque ayuda a comprender mejor tanto lo que realizan los métodos de los ingenieros, como las propiedades de los modelos matemáticos de memorias biológicas. Este es un dominio donde la investigación básica sobre cómo funciona el cerebro de los humanos puede interaccionar constructivamente (aportando y recibiendo ideas y métodos) con las invenciones tecnológicas requeridas por esta especie de “era de la información” en que estamos. 

- En su ficha dentro del sitio web de la ANII usted describe, dentro de su área de estudio, las investigaciones realizadas acerca de un "modelo de memoria neural fuertemente inspirado en la cibernética". ¿Cuál es la relación entre la memoria humana y la cibernética?

- La cibernética fue un movimiento científico que nació a fines de la década de 1940, que exhibió diversas tendencias, y cuyo motivo central fue buscar leyes compartidas entre los seres vivos considerados como complejas máquinas naturales, y las máquinas artificiales que los tecnólogos construían. De ese movimiento nacieron intentos de comprender los mecanismos subyacentes a las actividades intelectuales de los humanos, y también un sostenido uso de los procedimientos matemáticos para intentar capturar aspectos relevantes de la complejidad biológica. 

El psiquiatra Ashby fue uno de los fundadores de este movimiento, y su motivación estaba en las dificultades de las ciencias médicas para comprender la naturaleza de las enfermedades mentales. La moderna teoría matemática de las redes neuronales nació a principios de la década de 1940 y estuvo asociada al movimiento de la cibernética. Hoy en día, la cibernética está tan incorporada a la realidad tecnológica que pasa desapercibida pero señalo que la biología fue su inspiración básica. No se trató de “maquinizar” a los seres vivos sino más bien lo opuesto: “biologizar” a las máquinas. La moderna teoría de las redes neuronales es heredera de esa tendencia que inauguró la cibernética, y en esta teoría la investigación sobre la naturaleza de las memorias biológicas, y en especial sobre la memoria de los seres humanos, ocupa un lugar destacado. 
 
- ¿Cree en Dios?

- He tratado de creer desde mi infancia pero sigo sin lograrlo. Tengo un gran respeto por quienes tiene la fortuna de poder creer. En cambio tengo gran aprehensión por las consecuencias de ciertas creencias religiosas que llevan a la intolerancia y a la devaluación de lo humano. 
 
- ¿Cuál es su vínculo con el judaísmo?

- Poseo un sentimiento de pertenencia y un gran afecto por muchas de sus tradiciones.

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