29 ene 2023

Inteligencia artificial

Matías estaba aburrido. La larga jornada veraniega no se le pasaba más hasta que se le ocurrió probar elchato.ai, una plataforma informática considerada como la génesis del futuro dominio de las máquinas sobre los humanos.


El joven se registró ansiosamente en el sitio web para probar el nuevo invento. Quería que la inteligencia artificial lo ayudara a introducirse en el mundo de la dark web, esa internet oculta en la que se cometen todo tipo de ilícitos.


Elchato le dio un par de pistas para introducirse en ese nuevo mundo, pero primero Matías debía pensar para que quería navegar en ese oscuro universo.


Su primera idea consistió en averiguar cómo se construye una bomba de agua casera, pero no entendió la explicación del sistema.


Se puso nervioso. Era necesario que hablara con su amigo, el galeno Arnoldo. “¿Pero qué hacés pelotudo? Vos sos un buen tipo. En lugar de dedicarte a la dark web, deberías hacer algo más productivo”, dijo de forma vehemente el doctor.


Fue entonces que Matías le preguntó a la innovadora plataforma para cuántas personas se calculaban dos litros de helado.


La respuesta no se hizo esperar: “depende de la porción que cada persona desee comer. En promedio, una porción de helado es de una bola de helado de aproximadamente 100 a 150 gramos.


Entonces, si cada persona come una porción de ese tamaño, dos litros de helado podrían servir a entre 8 y 12 personas.


Sin embargo, esto puede variar dependiendo de las preferencias de cada persona y de la cantidad de helado que cada uno quiera comer.”


“Ahora sí que valió la pena”, se dijo Matías, ya que esta información le era útil para la compra que debía hacer para una cena que tendría al otro día junto a su compañera Haydé.


Había pensado en bajarse la app de elchato.ai, ya que le serviría para lucirse en la velada que organizaban Juan y Kelly.


Sin embargo, se enteró de que elchato no tenía app, sino que solo funcionaba en los navegadores web tanto para computadoras personales como para celulares.


De esto se enteró luego de ver una entrevista realizada por Luis Popcorn al renombrado académico Edy Mangangá quien tuvo que repetir durante varias veces en la nota de que elchato no tiene app y explicó con claridad el funcionamiento de la plataforma.


Popcorn era un avezado periodista cuyo best seller trataba sobre la tregua entre los malnacidos y los tránsfugas que había tenido lugar allá por la década del 70 del siglo XX.


En la cena se encontraron con Guido, un simpático y amable extranjero que seguía pensando que las mujeres no pueden estudiar una carrera universitaria.


Matías trató de convencerlo de lo contrario, pero no hubo caso.


La cena estuvo fantástica. Matías tuvo una de sus mejores noches y reflexionó que no es necesaria la inteligencia artificial para destacarse, sino la confianza que uno tiene en sí mismo, como hubiera dicho el gran Martín Fierro.

26 ene 2023

El feligrés desencantado

Ildefonso se había hartado de las religiones tradicionales. Luego de probarlas todas, había llegado a la conclusión de que la única verdadera era Peñarol, su templo, el Campeón del Siglo, y su Dios, El Negro Jefe.


Aun así seguía creyendo en una divinidad, distinta a Obdulio Jacinto, con la cual tenía un diálogo fluido aunque de cierta desconfianza. Le había dicho a Dios que sus representantes en la tierra dejaban mucho que desear y habían hecho un negocio de lo que debería ser un espacio de crecimiento espiritual y personal.


Cada noche, antes de dormir, Ildefonso se divertía con el programa Pare de pensar que dirigía el pastor de ovejas, devenido en líder religioso, Juan Pablo Deus, ya que sus relatos le hacían acordar a las viejas historias asombrosas que veía de niño en Canal 10, del renombrado cineasta Estiven Espilber.


Cuando más descreído estaba, y su energía vital flaqueaba, veía alguna de las películas del gran Mario Moreno Cantinflas, en especial El Analfabeto y El señor doctor, la cual lo hacía emocionar hasta las lágrimas.


La sencillez de los personajes del mexicano y el sentido social de sus películas hacían que Ildefonso se reconectara con lo trascendental.


En uno de esos largos domingos veraniegos, Ildefonso quedó pensativo luego de leer el tuit de su amigo Nitram: “Necesito de mis momentos de agnosticismo para poder seguir creyendo”.


Fue luego de ello que consideró que era momento de una charla con sus amigos: el galeno Arnoldo, un agnóstico convencido, y Faivel el ateo.


Los contactó e invitó al Bar Tenura ubicado en la rambla montevideana para encontrarse el jueves a las 21:21.


El calzone vegetariano y la fainá estaban deliciosos, y una Pepsi Black los acompañaba. Decidieron no pedir postre para cuidar sus esbeltas figuras.


Empezaron conversando acerca del error de los albos de La Blanqueada por no haber apoyado la campaña del #WeRemember, y sobre si había sido conveniente que los aurinegros salieran con la pancarta recordatoria.


Luego dialogaron sobre el tema que los había convocado. Faivel le dijo a Ildefonso que dejara de perder el tiempo con sus tribulaciones y de una vez por todas reconociera que Dios no existe.


El galeno Arnoldo era un tipo más moderado, por lo cual indicó que más allá de que tenga dudas, es evidente que hay algo que nosotros desconocemos. “Yo en las brujas no creo, pero que las hay, las hay”, afirmó.


Ildefonso convocó a la conversación a la rabina Dalia Valladares. La religiosa, quien entresueños intervino vía WhatsApp, tranquilizó a los jóvenes y les dijo que los entendía.


Citó a Zygmunt Bauman y a su modernidad líquida, porque ya nada es permanente, y vivimos en un mundo de lo efímero y de la incertidumbre.


Era cerca de la medianoche y los tres contertulios estaban cansados. El galeno dijo que era momento de despedirse, pero que de seguro seguirían la conversación muy pronto.


Ildefonso realizó una larga caminata hasta llegar a su casa y decidió seguir creyendo, a pesar de los pesares.


19 ene 2023

La obra

El ruido es insoportable. La combinación de los martillazos con una variada música a todo volumen no dejan que Matías se concentre.


Está estudiando para rendir su último examen para obtener la Licenciatura en Química de la Universidad de Buenos Aires, al igual que décadas atrás lo había hecho Abi Skorka, el amigo del papa Francisco.


El calor de ese enero es imbancable por lo que la ventana debe permanecer abierta.


El futuro químico decide ir a hablar con los obreros con el objetivo de recuperar su concentración y ponerse al día con toda la bibliografía que le queda pendiente por estudiar, y así rendir de forma satisfactoria su último examen.


La empresa Toronto, propiedad de canadienses, comienza con los trabajos a las 6:00 de la mañana (incluso los sábados y domingos), por lo cual Matías no puede dormir bien siquiera los fines de semana, cuando su compañera Haydé lo acompaña.


Luego de dialogar con varios de los obreros, logra hablar con la capataza de la obra. Esta le explica que están construyendo la nueva sede del Mardoqueo F.C., uno de los decanos del fútbol bonaerense.


Matías le explica, con toda la paciencia del mundo, que lo único que lograrán con sus ruidos molestos es que los vecinos del barrio reciban al nuevo club con furia contenida.


La respuesta de la funcionaria es que para que haya un cambio en los horarios de trabajo en la obra, Matías debe hablar con un directivo del club.


Es en ese momento que Matías recuerda a su amigo Ildefonso, hincha del Mardoqueo desilusionado con las últimas campañas del equipo, y lo llama para que lo ayude.


Ildefonso habla con Armando, el director ejecutivo de la institución, quien le dice que trasladará el tema a la directiva.


La obsoleta y vetusta organización, carente de todo tipo de ejecutividad, deja todo como estaba. No cambia los horarios de la obra, incluso el de los sábados, cosa que hubiera disgustado mucho al fundador de la institución, el renombrado pensador Mardoqueo Rabinovich.


Además, el Mardoqueo había perdido miles de socios en los últimos años y estaba a punto de ser intervenido por el Ministerio de Cultura de la ciudad.


En medio de ese caos, la institución había decidido mudarse.


Ildefonso y Matías reflexionaron sobre el hecho y concluyeron de que la única solución era que Matías fuera a estudiar a la casa de su gran amigo, el galeno Arnoldo, quien tampoco podía entender la actitud del Mardoqueo: “directivas irreflexivas, proyectos fracasados”, sentenció el doctor.

16 ene 2023

El carnicero

Inmigrante de pura cepa, el polaco Santiago había instalado una carnicería en el barrio céntrico de la ciudad. Sus principales clientes eran musulmanes y judíos observantes, ya que la carne que vendía era ritualmente apta para que estos la consumieran.

Santiago, un cincuentón que ya peinaba canas, trabajaba de domingos a jueves de 8 a 20 y los viernes de 8 a 12, por lo que el fin de semana siempre se le hacía corto.


En los últimos cuatro años su negocio había dado pérdida, pero Santiago lo consideraba como un servicio para estas dos pequeñas comunidades.


Su hijo, el joven Celestino, lo cubría cada vez que estaba enfermo. En una de esas oportunidades, y para su sorpresa, una mujer anciana que llegaba al establecimiento le preguntó por su padre, y le dijo: “vengo a buscar la carne que siempre me da gratis”.


Santiago era un tipo tranquilo, bonachón y ya adaptado al país que lo había cobijado, pero por las noches era otro.


A pesar de su edad, practicaba taladro, un deporte criollo creado por el maestro Llubito Ferro, quien le hacía honor a su apellido, ya que sus golpes parecían los de un fierro.


Las clases comenzaban de forma puntual todos los martes y miércoles a las 6:00 de la mañana. En invierno arrancaban con oscuridad y terminaban, luego de dos horas, con un sol que los iluminaba.


Los participantes eran muy variados. Siempre en el entorno de los 10. Había hombres, mujeres, y varios jóvenes también de ambos sexos.


La primera parte de la clase era la que más disfrutaba Santiago, ya que constaba de ejercicios aeróbicos y pegarle al saco de boxeo con piernas y manos.


En la segunda parte de la clase siempre le tocaba hacer pareja con el ateo Faivel, un cuarentón amante del latte de McDonalds.


Cierto día, Llubito consideró que Santiago y Faivel estaban prontos para pelear contra el inescrupuloso de Bernardo.


Los combates fueron durísimos, y en el enfrentamiento contra Santiago, Bernardo le quebró las costillas.


Hubo que llamar de urgencia al galeno Arnoldo, quien velozmente se apersonó en el lugar.


Amonestó de forma vehemente a Bernardo y llamó a una ambulancia para que trasladara a Santiago de urgencia al hospital.


Faivel se ocupó de llamar a Celestino quien, en esos días, se encontraba de viaje por el Medio Oriente. El joven regresó inmediatamente a su amada Montevideo.


Mientras tanto, Arnoldo se encargaba de las fracturas y el dolor descomunal que sentía Santiago, y el ateo Faivel le rezaba al Dios en el cual no creía.


Fue una semana de mucha tensión. Cuando Celestino llegó al hospital, su padre ya estaba mejor, aunque todavía no podía volver a su casa.


Los clientes musulmanes y judíos de Santiago, así como la señora de bajos recursos que dependía de la bondad del carnicero, se unieron en oración, cosa que no pueden hacer los políticos del Medio Oriente.


Las oraciones llegaron al cielo, y el bueno de Santiago pudo volver a su domicilio. Ahora que el galeno le había ordenado hacer quietud, su mayor anhelo era volver a su gran amor: la carnicería.

2 ene 2023

Diez de Tevet: la vieja historia del odio gratuito y el nuevo gobierno de Israel

Odio gratuito. Ese es el denominador común que llevó a la destrucción de los dos templos de Jerusalén. Faltas éticas, morales, de respeto hacia el otro, y la ausencia de honestidad intelectual, fueron las causantes de este trágico episodio, así como de un milenario exilio forzado del pueblo judío que, gracias a Dios, detuvo la fundación del Estado de Israel en 1948. 


Este martes, 3 de enero de 2023, el pueblo judío vivirá un día de duelo y ayuno por el comienzo del sitio al Primer Templo de Jerusalén, ordenando por el rey babilonio Nabucodonosor, que culminó con su destrucción en el 586 antes de la Era Común.


También, desde el año 1950, el moderno Estado de Israel definió que el 10 de tevet de cada año sea considerado como el Día del Kadish General. El kadish es un rezo judío escrito en arameo que se pronuncia dentro de las diferentes oraciones, pero es particularmente conocido por ser una plegaria de recordación por los fallecidos. 


En este día, cada año y según el calendario judío, en Israel se recita el kadish por aquellos muertos en la Shoá (Holocausto del pueblo judío) cuya fecha de fallecimiento se desconoce y, agrego yo, que tampoco se sabe dónde están enterrados.


Me resulta particularmente conmovedor recordar en este día a los soldados del ejército de Israel desaparecidos en acción, en particular a Ron Arad, secuestrado en 1986 por el movimiento terrorista libanés Amal, y cuyo paradero aún se desconoce, aunque se presume muerto.


Conocí la historia de Arad en 1994 cuando activaba en el movimiento juvenil sionista Jazit Hanoar. Aquel sábado de tarde nuestros líderes nos entregaron una especie de cartulina con la foto del joven Arad y un texto que decía: “Free Ron Arad”.


Esta semana lo volví a recordar, y la emoción se volvió a apoderar de mí. Aun más conmovedor fue cuando me enteré que su hija, Iubal, participó activamente en la campaña por la liberación de Gilad Shalit, soldado secuestrado por Hamas durante más de cinco años (2006-2011).


Además, según la tradición judía más raigal, durante el 10 de tevet se recuerda que durante el reinado helénico de Ptolomeo II rey de Egipto (283 al 246 AEC) este ordenó a 72 ancianos, doctores de la ley judía, traducir el Pentateuco al griego, mientras permanecían separados en habitaciones diferentes en la ciudad egipcia de Alejandría.


La traducción de los 72 fue exactamente igual, y esta obra -posteriormente ampliada- pasó a denominarse Septuaginta o Targum Hasheviim (La traducción de los setenta) en hebreo moderno. 


En diversas fuentes judías clásicas se concibe esta traducción como una tragedia. Luego de terminada, un 8 de tevet, “la oscuridad se apoderó del mundo durante tres días”, indica una de estas, mientras que otra compara el día en que los ancianos finalizaron su trabajo con la jornada en que el pueblo judío construyó el becerro de oro en el desierto, al pie del monte Sinaí, mientras Moisés dialogaba con Dios en las alturas.


¿Es la traducción del Pentateuco al griego antiguo un hecho tan trágico? Considero que no. Tarde o temprano iba a suceder, al igual que ocurrió con la impresión de las primeras biblias en la imprenta de Gutenberg, o como en 1925 cuando los pensadores judíos Martin Buber y Franz Rosenzweig comenzaron a traducir la biblia judía al alemán.


Más adelante en el tiempo, Adin Steinsaltz, experto en Talmud, publicó una edición de esta obra magna con traducciones y comentarios en hebreo moderno para que quienes no entienden el arameo talmúdico la puedan comprender.


Además, el rabino Steinsaltz destinó décadas de su vida a hacer esta misma tarea, pero para el público de habla inglesa.


Por su parte, en nuestro Río de la Plata el rabino Mordejai Edery tradujo el Pentateuco al español donde incluyó los comentarios bíblicos de los principales exégetas sefardíes.


El desafío es no tener miedo de difundir conocimientos y fuentes judías entre los no judíos, sino reflexionar acerca de cómo reapropiarse de estos, resignificarlos, aprehenderlos y aggiornarlos dentro de los marcos que nuestra amplia y diversa tradición nos propone.


Otro hecho luctuoso que se recuerda en el ayuno es el fallecimiento del escriba Esdras, uno de los líderes del retorno a Sión de los judíos exiliados en Babilonia (circa 516 AEC) luego de la destrucción del primer templo.


Este ayuno tiene la particularidad de que es el único de los denominados cortos que, según la organización del calendario lunisolar judío, puede ocurrir un viernes, con lo cual comparte con Yom Kipur (Día del Perdón) y Tisha BeAv (9 de Av) la peculiaridad de que parte del ayuno tiene lugar durante el Shabat (sábado judío).


Hoy día los niveles de odio en la sociedad israelí asustan, y llegan a tal extremo que el nuevo presidente de la Kneset, Amir Ohana, dijo en su discurso inaugural del 29 de diciembre de 2022, que el nuevo gobierno respetará a todas y cada una de las personas y familias, sin discriminar por la orientación identitaria y sexual de cada una de estas.


¿Es necesario decir esto en una democracia vibrante como la israelí? El hecho de que Ohana haya considerado que sí, debe encender una señal de alerta.


La radicalización de la sociedad israelí es responsabilidad de todos los sectores y no solo de uno de ellos. Así que los extremistas laicos, religiosos, izquierdistas y derechistas deberían recordar que, tal como dice el Génesis, Dios nos creó a todos a su imagen y semejanza.


En nuestras plegarias diarias le pedimos a Dios que construya el Templo de Jerusalén pronto en nuestros días y que nos confíe una porción de su Torá (Ley).


Si me permiten, voy a dar vuelta esta súplica. Quiera Dios que nos conduzca por los caminos de la Torá, agradables y de paz, para respetar al prójimo tal como este quiera ser. Quizás en ese momento sí podamos pensar en la reconstrucción del templo, aunque sea de forma simbólica.