4 oct 2023

Oz: la magia de la confianza en uno mismo

Estamos en 1939. Pasaron diez años desde el comienzo de la brutal crisis financiera mundial originada en Estados Unidos. Faltan pocos días para que estalle la Segunda Guerra Mundial. Occidente es un caos.


La única forma de salvarse es huyendo hacia un lugar de fantasía. En ese contexto se estrena El mago de Oz.


Dorothy, la protagonista principal, vive una vida anodina junto a sus tíos. Lo único que la hace feliz es compartir sus días con su perro Toto.


En el medio de un tornado, Dorothy se desmaya y se despierta en una tierra de ensueños donde conoce a tres personajes.


Tiene un fascinante primer encuentro con un espantapájaros descerebrado. Cuando la joven le pregunta: “¿Y cómo podés hablar si no tenés cerebro?”, él le contesta: “No lo sé, pero muchas personas sin cerebro hablan día y noche, ¿no es cierto?”.


Los otros personajes son el hombre de hojalata, quien carece de corazón; y el león, al que le falta valentía y coraje.


¿Cómo hacer para adquirir estas fortalezas? Esta es la gran interrogante de los tres integrantes del equipo de Dorothy.


Piensan que el único que se las puede otorgar es el mago de Oz, pero cuando consiguen verlo este destrata a cada uno de ellos.


Sus miedos devienen en fortalezas cuando cada uno de ellos comienza a confiar en sí mismo.


“Para vencer un peligro,

salvar de cualquier abismo,

por esperencia lo afirmo,

más que el sable y que la lanza

suele servir la confianza

que el hombre tiene en sí mismo”.


Así lo dice el gran Martín Fierro con su eterna sabiduría y su experiencia de vida. Y tiene razón. 


Casualmente, oz significa fuerza en hebreo. Vos podés ser tu propio mago y hacer tu propia magia, esa que se llama confianza. No dependas de terceros.





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