A continuación la entrevista que el portal web del CCIU mantuvo con la artista:
¿Cuándo empezaste a actuar?
- Empecé a actuar en un taller
extracurricular de teatro que dicta la Facultad de Comunicación y Diseño
de ORT donde estudié Comunicación. Primero lo hice para soltarme un
poco, porque si bien desde chiquita era traviesa y extrovertida, ciertas
situaciones me intimidaban. Quería hacer teatro para vencer algunos
miedos, quizás al ridículo, o a la exposición, y consideraba que eso me
iba a servir también profesionalmente en mi carrera de comunicación.
- ¿Qué es lo que más disfrutas de la actuación?
En cuanto a la interpretación, el teatro
y su magia. En cada función tengo la sensación de que eso que estoy
viviendo no se va a volver a repetir, cada función es única e
irrepetible. Me siento diferente, el público es otro, y la relación
entre el público y yo es distinta.
En cuanto al oficio en sí disfruto los
procesos. El trabajo de mesa, de análisis del texto, los ensayos, y el
broche de oro, el estreno. Son procesos artísticos pero también procesos
humanos donde te unís y confraternizas con un equipo. Me encanta.
- ¿Y lo que más te angustia?
- Qué buena pregunta. Me angustian
muchas cosas, como siempre digo en broma, "soy una artista comprometida
con el sufrimiento". Pero hay veces que estoy cansada, estoy
desconcentrada. Me angustia irme a casa con la sensación de que "dejé
pasar el momento", que no pasó nada. En el teatro tenés que estar muy
vivo, muy despierto, con los sentidos a full. El cuerpo actúa como un médium para comunicar cosas y transmitir emociones. Lo que más me molesta es salir de escena con el médium —digamos— bloqueado…
- ¿Cómo es la vida de un actor? ¿De bohemia o de fama? ¿Cuál preferís de las dos?
- Si me das a elegir prefiero la
bohemia. Aunque la vida del actor no debe ser para todos igual; yo te
puedo decir como es la mía. Inestable. En todos los sentidos.
Tengo momentos donde me siento tan pero tan bien, satisfecha con mi trabajo y por el feedback
de la gente. Después de una mala función pienso en retirarme y
dedicarme a otra cosa porque "no sirvo para esto". La fama sinceramente
no me interesa. Lo que me interesa es que la gente valore mi trabajo,
no importa sin son cinco o 100 millones. Si son 100 millones mejor
porque seguramente sería más redituable económicamente.
También es una vida de mucho trabajo. Si
no trabajas, no crecés. Siempre necesito tener un proyecto que me
mantenga activa… sino, me siento un poco vacía.
- ¿Cuál fue el primer papel que representaste arriba de un escenario?
- Si mal no recuerdo fue en un "jodesh"
(literalmente "mes"; se refiere a una competencia juvenil) en (el
movimiento juvenil sionista) Macabi donde había que hacer una obra de
teatro con temática judía. Escribimos una obra basada en "El diario de
Ana Frank", y yo era Ana Frank. Fuerte. Tendría unos 11 años y la
actuación era instintiva y emocional.
- ¿Qué significa estar actuando en Buenos Aires?
Realmente es increíble dado que nunca me propuse ser actriz, y mucho menos en Buenos Aires.
Antes de vivir allá, cuando iba de
visita me gustaba mucho recorrer teatros independientes, galpones donde
se veían cosas geniales, y ahora soy parte de ese ambiente, así que
imaginate. No te podría decir que es un sueño hecho realidad porque
realmente creo que no lo soñé.
- ¿Dónde estudiaste actuación?
- En mi familia (se sonríe); mi madre es mi mejor maestra (ya que) es una actriz nata; es la mamele
que se destacaba con participaciones en obras de fin de año en la
escuela. Ella hacía de Xuxa, de Susana Giménez y todo el mundo moría de
risa.
A nivel más profesional en el teatro El
Farabute en Buenos Aires donde hice un curso de comedia, más
precisamente monólogos de humor en estilo stand up.
Luego me eligieron para formar parte del elenco fijo de ese teatro y
aprendí trabajando con el director artístico, Emilio Tamer. Muy buen
director, mucha experiencia y visión. Ahora él está dirigiendo a Martin
Bossi. Aprendí mucho con él, tanto en los ensayos como después de cada
función. Pasé de no ser actriz a tener funciones viernes y sábados, así
que estudié también arriba de las tablas.
- ¿Cómo se relaciona el teatro con tus estudios de audiovisual que realizaste en ORT?
- Soy licenciada en Comunicación
Audiovisual. Para mí el teatro es una forma de comunicarme, por más que
suene cursi o cliché. Desde que me recibí continué una búsqueda personal
de nuevas y cada vez más profundas herramientas de comunicación. Y
encontré con el teatro otra forma de reflejar mis ideas y mi visión del
mundo. También me gusta mucho incorporar las nuevas tecnologías como
audiovisuales en las obras que hago.
- ¿Escribiste alguna obra? ¿Cuál?
- Escribí varias. Algunas las hicimos en
las muestras de (teatro de) ORT : "At-Dt, antes y después de la era
terapéutica", " 4 o 5 historias", "Ascenso".
Más adelante, con actores profesionales
—muy talentosos todos— egresados de la Escuela Multidisciplinaria de
Arte Dramático - Margarita Xirgú (EMAD) escribí "D4 agua", y "Bluff el
varieté", ambas estrenadas en salas de teatros no convencionales del under montevideano.
Por último "Tenemos que hablar",
coautoría con Gustavo Saint Martin y Franco Camilato, obra que estuvo en
cartel todo el 2011 en Buenos Aires (Paseo la Plaza, sala John Lennon),
y con seguridad la reponemos este 2012. En marzo estrenaré en
Montevideo "Sola contra el mundo", mi primer unipersonal.
- ¿A qué actores admirás? ¿Hay alguno de ellos que sea judío?
Bueno al número uno: Woody Allen, que no
sólo es judío sino que hace humor judío. Después a Nini Marshall, y
como más actuales Ben Stiller, Jack Black, y argentinos Capusotto,
Valeria Bertuccelli… En general todos los que me hacen reír. Ah, te
agrego a Leticia Bredice que es grosa en todo lo que hace.
- ¿Cómo te llevás con tu judaísmo?
Es parte de mí. Nací judía, recibí
educación judía, y me crié en el seno de una familia judía. Ser judía es
parte de mi identidad y por eso está siempre presente en todo lo que
hago. Además, disfruto mucho de las tradiciones judías, es algo que no
quiero perder.
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