28 jun 2023

Y Gilda también lloró

 Hay distintas clases de excluidos. A Spinoza lo echaron por pensar diferente. Y a Gilda no la quisieron aceptar como cantante de bailanta.


La intelectualidad endiosa a Spinoza y denuesta a Gilda. “Es para ignorantes”, te van a decir. Pero, ¿por qué no se puede leer a Spinoza y deleitarse con la música de Gilda?


También estaría bueno que aquellos que solo escuchan a Gilda pudieran conocer, al menos someramente, quién fue Spinoza. 


Les vendría bien complementar la música bailantera con la historia de este filósofo, pensador, ensayista y óptico holandés.


En este mundo de binomios, donde todo es blanco o negro, eso no está permitido. El intelectual solo escucha música clásica y no se puede dar el lujo de deleitarse con lo popular.


Pero cuando uno ve la película que retrata la vida de Gilda (muy bien representada por Natalia Oreiro), se da cuenta de que hay más que bailanta, música tropical y un público con escasa formación académica.


Es la lucha de una mujer, docente de preescolares, que busca un nuevo camino en su vida que le permita sentirse realizada, aun cuando este es cuestionado tanto por su entorno (especialmente quien era su marido en ese momento), así como por el propio mundo de la bailanta.


El llanto de Gilda, al igual que el de Spinoza, tiene que ver con la incomprensión del mundo que la rodeó y que no pudo aceptar su elección.


Uno es conocido por su apellido; la otra, por su nombre. Pero a ambos los unió el coraje por mantener viva su identidad.




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